“China nos trata como iguales, EE. UU. como siervos”: Ortega tras sellar pacto armamentista con Pekín

En medio de su aislamiento internacional, el régimen de Ortega profundiza su alianza con China, a quien presenta como un socio respetuoso y solidario frente al “imperialismo” de Estados Unidos.

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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • mayo 14, 2025
  • 12:00 AM

La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo reforzó su viraje geopolítico: reconoció a China como socio estratégico y  paradigma de "cooperación solidaria y respetuosa" y retrató a Estados Unidos y Europa como vestigios de "arrogancia y dominación histórica".

"A diferencia de los Estados Unidos y Europa, que históricamente nos ven como siervos, China nos ve como iguales, como hermanos", dice parte del mensaje que Laureano Ortega Murillo, hijo de la pareja dictatorial y figura clave en la política exterior del régimen, pronunció en la IV Reunión Ministerial del Foro China–CELAC.

La ratificacion de la alineación con China sella una semana de pactos entre Managua y Pekín, incluido un acuerdo de compra de armas a la empresa asiática POLY Technologies -especializada en equipamiento militar- para dotar al Ejército de Nicaragua. Según la dictadura el objetivo es "fortalecer la defensa de la soberanía y la paz".

El régimen también firmó un acuerdo de cooperación tecnológica para implementar un proyecto de "fortalecimiento" de las telecomunicaciones”. Aunque presentado como una mejora de infraestructura, este tipo de proyectos suele incluir componentes de vigilancia digital, monitoreo de redes y plataformas de control de datos.

En su discurso, Laureano Ortega Murillo dijo que la relación con China ha avanzado “a una velocidad vertiginosa” desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 2021, cuando Nicaragua rompió con Taiwán y reiteró su “respaldo firme” al principio de una Sola China y a las iniciativas globales del presidente Xi Jinping, incluyendo la Iniciativa de la Franja y la Ruta, la Iniciativa de Desarrollo Global y la Iniciativa sobre Gobernanza de la Inteligencia Artificial.

En cambio, a Estados Unidos se referió como "la verdadera amenaza para el mundo", y lo acusó de imponer sanciones ilegales y de lanzar guerras comerciales que afectan de manera particular a su socio chino.

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"Nos solidarizamos con China en la guerra comercial de tarifas que ha lanzado el Gobierno estado-unidense… el golpe más brutal ha sido contra China, a quien consideran su principal amenaza", declaró.

Reclamó trato a migrantes, pero es señalado de mercadear con el drama

El discurso incluyo un reclamo de trato digno para los migrantes latinoamericanos que buscan refugio o trabajo en Estados Unidos. Son son víctimas de "prácticas racistas y xenófobas" acusó. Sin embargo, el régimen Ortega-Murillo es señalado de  hacer negocio con el drama migratorio, motivo por el que Washington ya ha sancionado sanciones de restricción de visado a los funcionarios cómplices.

En su intervención, Ortega Murillo sostuvo que Washington “no acepta que otros pueblos desarrollen sus propios modelos de gobierno” y lo presentó como la causa última de las oleadas represivas y los obstáculos burocráticos que enfrentan miles de familias centroamericanas. Con un discurso cargado de denuncias contra la "arrogancia imperial" de Estados Unidos, buscó posicionarse como portavoz de las víctimas de una política migratoria que, en su análisis, solo pretende perpetuar la desigualdad global y el sometimiento de las naciones más pobres.

En un tono abiertamente nacionalista y casi mesiánico, Ortega Murillo reivindicó el papel de sus padres, Daniel Ortega y Rosario Murillo, como líderes infalibles que, junto al "Espíritu de Rubén Darío y del General Sandino", habrían convertido a Nicaragua en un baluarte de resistencia frente al "intento de dominación" estadounidense. 

Las áreas estratégicas de la cooperación China–Nicaragua

Desde que Daniel Ortega ordenó restablecer relaciones diplomáticas con Pekín, en diciembre de 2021, la dictadura ha firmado múltiples acuerdos de cooperación con China en sectores clave. Estos convenios, impulsados sin transparencia ni mecanismos de rendición de cuentas, consolidan la dependencia del régimen a una potencia que no exige condiciones democráticas ni respeto a los derechos humanos.

Uno de los más visibles de esta cooperación es el desarrollo de infraestructura pública. Empresas chinas participan en la construcción de carreteras, hospitales, viviendas sociales y zonas francas industriales. Estos proyectos son presentados por el régimen como “obras del pueblo”, pero han sido criticados por su falta de transparencia en las licitaciones y posibles sobrecostos.

En el área de energía, China ha financiado e impulsado proyectos vinculados a la generación eléctrica mediante fuentes renovables, especialmente solar e hidroeléctrica. La dictadura ha utilizado esta cooperación para sostener su narrativa de “soberanía energética” y autosuficiencia, pese a la persistente dependencia del petróleo importado.

Otro sector estratégico es el de las telecomunicaciones y tecnología, donde compañías como Huawei han ganado terreno. El uso de tecnología china en redes estatales y plataformas digitales plantea serias preocupaciones en cuanto al fortalecimiento del aparato de vigilancia estatal, el control de datos y la censura digital.

El comercio y las inversiones también han sido un eje central. En 2023 entró en vigor un Tratado de Libre Comercio entre Nicaragua y China que busca aumentar las exportaciones nicaragüenses —principalmente carne, mariscos, café y tabaco— al mercado asiático. Asimismo, se han establecido zonas económicas especiales orientadas a atraer inversiones chinas en manufactura y agroindustria.

La agricultura y seguridad alimentaria han sido otros ámbitos de cooperación. Beijing ha financiado proyectos para aumentar la productividad en el campo y ha abierto su mercado a productos nicaragüenses, lo que el régimen presenta como una alternativa a las sanciones y restricciones del mercado estadounidense.

Aunque de forma menos visible, existe cooperación en defensa y seguridad, incluyendo donaciones de equipamiento, formación de personal y potencial colaboración en ciberseguridad. Estas relaciones se desarrollan en un marco de opacidad y fuera del escrutinio público.

Finalmente, la alianza incluye un componente educativo e ideológico, con la apertura de programas de becas y visitas de cuadros sandinistas a academias del Partido Comunista de China. Estas actividades están orientadas a reforzar la afinidad ideológica y formar una nueva élite política leal al eje Beijing–Managua.

Un discurso que confirma el alineamiento autoritario

Laureano Ortega Murillo aprovechó su intervención para promover megaproyectos como el canal interoceánico, ahora presentado como una necesidad urgente ante la “incertidumbre generada por las políticas imperialistas” de Estados Unidos. El proyecto, sin avances concretos desde su anuncio en 2013, ha sido fuertemente cuestionado por su inviabilidad económica, impacto ambiental y despojo a comunidades indígenas.

El mensaje reafirma el alineamiento del régimen de Nicaragua con un bloque de gobiernos autoritarios —China, Rusia, Irán, Venezuela y Cuba— y su distanciamiento de las democracias occidentales. La dictadura busca legitimarse internacionalmente mediante alianzas que no cuestionan sus violaciones a los derechos humanos, su control absoluto del poder y su represión interna.

La participación de Laureano Ortega Murillo, evidencia además el carácter dinástico del régimen, que apuesta por proyectar una imagen de continuidad. En su narrativa, China representa no solo un aliado económico, sino el modelo político a seguir: un sistema de partido único, control autoritario y prosperidad sin libertades.

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