Rusia instalará su poderío militar en Nicaragua con acceso a secretos, entrenamiento y control interno
DESPACHO 505 tuvo acceso al acuerdo militar completo entre Managua y Moscú. El documento revela compromisos inéditos en inteligencia, armamento y presencia operativa que transformarán a Nicaragua en un enclave militar del Kremlin en el hemisferio occidental.


- Managua, Nicaragua
- mayo 14, 2025
- 01:54 PM
- Despacho 505
- Copyright Despacho 505
Rusia tendrá acceso a secretos de Estado de Nicaragua y controlará áreas clave del Ejército, desde su entrenamiento y estructura interna hasta operaciones de seguridad y orden público. El acuerdo de cooperación militar entre Managua y Moscú al que ha accedido DESPACHO 505, autoriza la entrada permanente de militares rusos en territorio nacional y marca su presencia directa en Centroamérica.
El acuerdo, aprobado ya por el Kremlin y a la espera de su firma formal, abre la puerta a una intervención directa del aparato militar ruso en el país, incluyendo el suministro de armamento, la reorganización de las fuerzas armadas, el entrenamiento de tropas y su participación en tareas de control interno.
El documento, obtenido por DESPACHO 505, compromete al Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia y la Comandancia General del Ejército de Nicaragua a establecer una “cooperación militar a largo plazo”, cuya amplitud y profundidad no tiene precedentes en la historia reciente del país. Tendrá una vigencia de cinco años, prorrogables automáticamente por periodos iguales, salvo denuncia previa de una de las partes.
Además de contemplar actividades conjuntas de entrenamiento operativo y de combate, el texto incluye la llegada al país de “buques y aviones” rusos, así como el despliegue de “especialistas” para la realización de acciones conjuntas.
Uno de los aspectos más reveladores del documento es su dimensión estructural: Rusia no solo entrenará a los soldados nicaragüenses, sino que también intervendrá en la reforma de las propias fuerzas armadas del país. El acuerdo habla explícitamente de:
“Intercambio de experiencias en la construcción y reformas de las fuerzas armadas nacionales, organización de la gestión de las actividades diarias y adiestramiento de combate de las tropas”.
Esto supone que el Ejército de Nicaragua, señalado internacionalmente por su papel en la represión interna y la vigilancia ciudadana, podría adoptar doctrinas, estructuras y sistemas de control propios del modelo militar ruso, hoy implicado en conflictos como la invasión de Ucrania.
Armas rusas para el régimen
El documento también establece que Rusia dotará de recursos y tecnología militar al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.
Se compromete a una “cooperación en materia de dotación de las fuerzas armadas, utilización de armamento y equipo militar para las tropas”.
En la práctica, esto significa que Moscú proporcionará armamento, entrenamiento y equipos que fortalecerán a un Ejército que no ha sido neutral, sino funcional al régimen, especialmente durante las protestas de 2018 y en el control social ejercido desde entonces.
Seguridad interna: Rusia se involucra en tareas civiles
Uno de los puntos más inquietantes del acuerdo es la extensión del papel ruso más allá del ámbito estrictamente militar. El texto habilita su participación directa en asuntos de orden público a través de la “cooperación e interacción en garantizar seguridad en actos conjuntos, así como orden público, disciplina militar, seguridad vial, búsqueda de militares y otras cuestiones de policía militar”.
En un país donde la separación entre el Ejército y la Policía está en entredicho, este acuerdo abre la puerta a que militares rusos operen en funciones que afectan directamente a la ciudadanía, como la vigilancia, el control urbano y la represión de protestas.
También se establece cooperación en áreas sensibles como “la seguridad de la información”, “la utilización de telecomunicaciones” y “la guerra electrónica”.
Estos apartados refuerzan los temores sobre un aumento en las capacidades del régimen para el espionaje interno, el monitoreo digital y la censura tecnológica, con asistencia rusa.
Secretos de Estado compartidos
Otro punto sin precedentes es el compromiso entre ambas partes de compartir información clasificada. El acuerdo establece los parámetros para el intercambio de información clasificada entre las partes, incluidos secretos de Estado.
Esto representa una renuncia a la soberanía informativa, ya que Rusia podrá acceder legalmente a datos estratégicos del Estado nicaragüense, incluidos aquellos que normalmente estarían restringidos incluso a organismos internacionales.
El pacto como un punto de inflexión geopolítico
El nuevo acuerdo militar entre Managua y Moscú marca un punto de inflexión en las relaciones bilaterales entre Nicaragua y Rusia, y representa mucho más que un convenio de cooperación técnica habitual. A diferencia de los decretos semestrales autorizados por la Asamblea Nacional para permitir el ingreso temporal de tropas extranjeras —una práctica recurrente en el país desde hace décadas—, este pacto configura una alianza militar de largo alcance y carácter estructural.
Las cláusulas del acuerdo establecen nuevos niveles de integración operativa, cooperación en materia de inteligencia, entrenamiento conjunto, y posibilidad de despliegue sostenido de personal y tecnología militar rusa en territorio nicaragüense.
Este tratado no sólo consolida a Nicaragua como uno de los aliados más firmes de Rusia en el continente americano, sino que también lo perfila como una base geoestratégica de proyección rusa en el hemisferio occidental, en un contexto global de alta tensión entre Moscú y las potencias occidentales.
La posibilidad de una presencia militar rusa más permanente en el país centroamericano, con acceso a infraestructura crítica y participación en operaciones de vigilancia o ciberseguridad, eleva el nivel del acuerdo a una cesión parcial de soberanía, sin precedentes desde el fin de la Guerra Fría en la región.
Todo esto ocurre bajo un absoluto hermetismo institucional y sin debate público ni control legislativo efectivo, lo que agudiza las preocupaciones sobre el rumbo geopolítico que el régimen Ortega-Murillo ha decidido tomar.
Un pie militar ruso en Centroamérica
Aunque aún no se ha fijado la fecha ni el lugar de la firma oficial, el acuerdo ya ha sido aprobado por el régimen de Vladimir Putin y anunciado por el régimen Ortega Murillo, aunque se han negado a publicar su contenido.
Este movimiento consolida a Nicaragua como una plataforma de proyección militar rusa en Centroamérica, una región históricamente bajo influencia estadounidense. Moscú, que mantiene alianzas militares con Venezuela y Cuba, refuerza ahora su presencia a las puertas del “patio trasero” de Estados Unidos, en momentos de alta tensión global.
La llegada de tropas, especialistas y tecnología militar rusa a un país donde todas las instituciones del Estado, incluido el Ejército, están al servicio de un régimen autoritario, cambia el equilibrio regional y agrava los riesgos para los derechos humanos dentro de Nicaragua.