Henry Blass denuncia irregularidades tras rechazo de asilo en Canadá

El excarcelado político sospecha que en su proceso de aplicación de reasentamiento hubo irregularidades, porque nunca fue entrevistado por autoridades migratorias canadienses, y la notificación verbal la recibió de ACNUR.

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Henry Alberto Blass Guerrero, excarcelado político desterrado a Guatemala.
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Despacho 505
  • Managua, Nicaragua
  • mayo 15, 2025
  • 09:29 AM

A pesar de haber sido perseguido, encarcelado y desterrado por la dictadura de Ortega, Henry Blass no ha encontrado refugio. Su solicitud de reasentamiento en Canadá fue rechazada sin explicación formal, y sospecha que su caso nunca fue tramitado ante las autoridades del país norteamericano.

Blass Guerrero, excarcelado político nicaragüense de 30 años, confirmó a DESPACHO 505 que nunca recibió una comunicación oficial, ya que fue notificadco de manera verbal a inicios de mayo por una funcionaria de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), quien le informó que su caso “no era elegible”.

Según Blass, la funcionaria le explicó que su activismo durante las protestas de 2018 fue uno de los motivos para denegarle el proceso. “Me dijo que no era aplicable para el reasentamiento en Canadá. Pregunté las razones y me respondió que era por mi activismo político”, relató.

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El exreo político denunció irregularidades en su proceso de aplicación al reasentamiento, ya que a diferencia de otros excarcelados que permanecen varados en Guatemala, él nunca fue entrevistado por autoridades migratorias canadienses, sino solo por personal de ACNUR, lo que le hace sospechar que su expediente no fue remitido a Canadá.

“Entre el 19 de febrero y el 5 de mayo me comuniqué directamente con una de las encargadas de ACNUR. Ella me dijo que no tenía información sobre mi caso. Al día siguiente me dio la notificación verbal de la denegación”, explicó.

Antes de aplicar a Canadá, Blass ya había intentado obtener asilo en Estados Unidos, pero su solicitud fue rechazada a finales de 2024. Las autoridades migratorias de ese país argumentaron que su testimonio no era creíble, una razón similar a la usada contra otros 38 de los 135 presos políticos desterrados por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Muchos de los excarcelados han denunciado que las autoridades estadounidenses tomaron en cuenta las acusaciones de terrorismo impuestas por la dictadura nicaragüense, a pesar de su origen político.

Blass fue preso político en dos ocasiones, la primera vez en el año 2018 y apresado nuevamente en 2023. En su último encarcelamiento, los agentes lo acusaron de querer entorpecer las fiestas patronales en honor a San Jerónimo, en el departamento de Masaya, de donde es originario. El 5 de septiembre de 2024 fue desterrado a Guatemala junto a otros 134 presos políticos.

Esperanza puesta en España

Ante la denegación de su solicitud de asilo, Henry Blass mantiene puesta la esperanza en las autoridades españolas, para poder obtener la nacionalidad y poder iniciar su vida junto sus familiares.

“Mis planes es seguir con la solicitud de nacionalidad española para poder viajar pronto e iniciar una nueva vida para salir adelante, cumplir mis metas y propósitos. No todo está perdido”, dice con optimismo.

Otros excarcelados varados en Guatemala, consultados para este reporte, expresaron que aún esperan la respuesta de decisión final sobre su reasentamiento en Canadá. Los nicaragüenses se encuentran junto a sus núcleos familiares.

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Desde 2018 a la fecha, España ha ofrecido la nacionalidad española a 357 nicaragüenses que han sido excarcelados, desterrados y confiscados por la dictadura Ortega Murillo.

Sin trabajo en Guatemala

El excarcelado, quien tiene experiencia en la carrera de Mercadeo, es padre de una niña de 9 años, relató que desde que fue desterrado a Guatemala, no ha podido encontrar empleo formal, porque las autoridades de Guatemala, al igual que el resto de desterrados, aún no le entregan el Documento de Identificación Personal (DPI).

“He aplicado a siete empresas, paso todas las entrevistas, pero al final no me contratan porque ellos piden el DPPI y ese documento aún no lo tenemos porque todavía estamos en el proceso de solicitud de refugio y eso nos ha dificultado insertarnos en el campo laboral”, expuso.

Ante la falta de un empleo formal, Blass sobrevive con la ayuda que algunos de sus familiares y amigos le envían desde el extranjero. Además, explicó que la ayuda que recibían por parte de la organización Conigua, llegó a su fin por la falta de fondos, por lo que cada fin de mes tiene que buscar el pago del cuarto y su alimentación.

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“Para nosotros es impactante y estresante porque a la mayoría nos pasa que al ver llegar el fin de mes. Estamos buscando la manera de auto subsistir, porque tenemos que ver lo del alojamiento y alimentación”, dijo.

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