Nueva tasa del 3.5% a remesas pone en riesgo ingresos vitales para hogares en Nicaragua

La reciente aprobación en el Congreso de Estados Unidos de un impuesto del 3.5% sobre las remesas enviadas por personas no ciudadanas, incluidos inmigrantes indocumentados, representa una amenaza directa para la economía familiar de miles de hogares nicaragüenses que dependen de esos recursos. Así lo advierte el economista y exdiputado Enrique Sáenz, quien señala que los más afectados serán los sectores más vulnerables del país.

El economista alerta sobre las consecuencias del nuevo impuesto aprobado por la Cámara de Representantes de Estados Unidos —y ahora bajo revisión en el Senado— que grava con un 3.5% las remesas enviadas desde ese país por trabajadores extranjeros que no son ciudadanos estadounidenses.

Sáenz sostiene que esta medida no afectará al régimen de Daniel Ortega en primer lugar, sino que impactará directamente en los hogares nicaragüenses que dependen del dinero enviado por sus familiares en el extranjero.

“Las primeras víctimas no son los dictadores, sino la madre enferma, los niños y niñas que dependen de sus padres en el exterior, y las viviendas que estaban siendo reparadas con esfuerzo”, explicó.

El peso del nuevo tributo no solo revela la fragilidad del modelo económico actual, sino que pondrá mayor presión sobre las familias que ya enfrentan altos niveles de precariedad.

Remesas desde Estados Unidos continúan en aumento

A pesar de las crecientes restricciones migratorias y la inminencia de políticas tributarias como la recién aprobada en la Cámara Baja estadounidense, el flujo de remesas hacia Nicaragua sigue en ascenso.

Según el último “Informe de Remesas” publicado por el Banco Central de Nicaragua (BCN), en el primer trimestre de 2025 el país recibió US$1,441.3 millones en remesas, lo que representa un incremento del 26.3% respecto al mismo periodo de 2024. Esto equivale a US$300.4 millones adicionales.

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El monto promedio por envío también aumentó: pasó de US$242.9 a US$264.3, un crecimiento del 8.8%, acompañado de un incremento del 16.1% en la cantidad de transacciones.

Estados Unidos se mantiene como el origen dominante de estos flujos, con US$1,208 millones (83.8% del total), seguido por Costa Rica (US$107.4 millones), España (US$77.6 millones), Panamá (US$14.8 millones) y Canadá (US$7.4 millones).

Sáenz insiste que el crecimiento sostenido de las remesas no debe interpretarse como una señal de prosperidad, sino como una evidencia de la dependencia estructural del país respecto al trabajo migrante.

Una vez entre en vigor el impuesto significa que por cada 100 dólares enviados se deberá pagar 3.50 dólares adicionales, más las comisiones normales de las empresas remesadoras.