El falso compromiso de Ortega contra el trabajo infantil en Nicaragua
Los últimos datos que el Gobierno publicó en 2012 indican que 396,112 niños trabajaban en el país. Las instituciones que deberían proteger a la niñez tienen paupérrimos presupuestos para operar.


- junio 12, 2020
- 07:01 AM
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Los últimos datos que el Gobierno publicó en 2012 indican que 396,112 niños trabajaban en el país. Las instituciones que deberían proteger a la niñez tienen paupérrimos presupuestos para operar.
MANAGUA — Desde mayo, dos pequeñas de siete y diez años tuvieron que dejar las aulas de clases y dedicarse a vender jocotes y mango empacados en bolsas plásticas, en la calle del Instituto Nacional Héroes y Mártires de la Reforma, en la ciudad de Masaya. Han sido obligadas por su madre a trabajar, que también ofrece las mismas frutas en el mercado municipal.
Las niñas cuentan que en su casa viven diez personas, incluyendo tres hermanos, una tía y un primo. Su madre Karla Mayorga y ellas son las que llevan el sustento casa, y han tenido que salir a las calles a vender con el miedo de contraer coronavirus en una de las ciudades con más contagio del virus. No tienen máscaras ni alcohol para desinfectarse las manos.
Las pequeñas son parte de una decenas de niños que trabajan en las calles y en el mercado municipal Ernesto Fernández. Ahí es común ver infantes cargando sacos e insumos para los tramos, y a niñas ofreciendo frutas, comidas o verduras en los sucios pasillos o en las estaciones de buses. Se dedican a trabajar hasta por 12 horas cuando deberían estar en las aulas de clase, o bien, jugando en sus casas, ante la pandemia de coronavirus que azota Nicaragua.
La realidad de estas dos pequeñas, que se apresuran a atender a un taxista con jocotes que cargan en una bolsa o con mangos que acomodan en una bandeja amarilla, es la de miles de niños de zonas urbanas y rurales de Nicaragua que sufren explotación infantil. Hoy se conmemora a nivel mundial el Día contra el trabajo infantil. Los últimos registros que se conocen son de 2012 y en estos se indicaba que 396,118 niños trabajaban.
SIN DATOS QUE PERMITAN CONOCER LA REALIDAD
El no contar con datos hace más complejo entender la magnitud de esta realidad. Marvin García, coordinador del Observatorio de Derechos de Niñez y Adolescencia, de la Coordinadora de la Niñez y la Adolescencia (Codeni) asegura que entre las prioridades del gobierno de Daniel Ortega no está reducir el trabajo infantil en zonas urbanas y rurales, por lo que ha acelerado.
García sustenta su argumento en dos razones. Primero que Ortega esconde las cifras cuando Nicaragua está comprometida con realizar una Encuesta Nacional de Trabajo Infantil (Entia) cada cinco años para determinar cuál es la situación de los niños; y segundo, las instituciones públicas encargadas de velar por la niñez son las que menos recursos reciben por parte del Estado.
“La última encuesta que se hizo fue en 2005, en 2009 se realizó otra, pero como hubo un incremento sustancial al pasar de 280,000 niños, niñas y adolescentes que trabajaban a más de 300,000 no se publicó”, detalla el especialista.
El último dato aproximado es la Encuesta Continua de Hogares realizada por el Instituto de Información para el Desarrollo (INIDE) en 2012, la cual revela que 396,118 niños estaban trabajando.
“Siendo esta la última cifra oficial sobre el trabajo infantil publicada, en Nicaragua trabajaba el 31.1% de los niños de 10 a 18 años, equivalentes a 396,118 niños de un total de 1,273,834 de menores en ese rango de edad que habitaban el país en ese año”, agrega un diagnóstico elaborado por la Codeni.
En términos de categorías ocupacionales, el 54.7% trabajaba como empleado familiar sin pago, ayudando a su padre, madre o familiares en las actividades económicas que estos desarrollan para sobrevivir; el 18.7% trabajaba como jornalero o peón, el 15.7% como obrero asalariado, el 8.6% como trabajador por cuenta propia y el 2.3% como trabajador no familiar sin pago.
Los datos que manejan las organizaciones que trabajan el tema de niñez y adolescencia revelan que en Nicaragua al menos el 70% de los comercio funciona en la informalidad, y de ahí se desprende que un 54.7% de los niños y adolescentes trabajan en los negocios familiares, por lo que hace suponer que una cantidad considerable ayudan a sus familias.
“Mientras tanto, en las zonas rurales trabajaban el 36.9% de los niños de esos rangos de edad, mientras en las zonas urbanas trabajaba el 26.2% de los niños entre 10 y 18 años. En la zona rural el trabajo en adolescentes está más ligado a la agricultura, silvicultura, caza y pesca y, en la urbana al comercio, construcción y servicios”, señala informe.
ESTADO NO PROTEGE A LA NIÑEZ
Los organismos ven con preocupación que el Estado no esté cumpliendo con las políticas de protección que establece el Código de la Niñez y la Adolescencia. Ese incumplimiento, además de una falta de voluntad política, se debe a falta de recursos para las instituciones que deben velar los derechos de niños y adolescentes.
“El Ministerio de la Familia es una de las entidades que menos recursos tiene para la ejecución de políticas sociales. Su presupuesto ronda entre 356 millones de córdobas anuales, de los que la mitad es para niñez y adolescencia, que incluye la política de primera infancia, funcionamiento de los Centro de Desarrollo Infantil y programas de restitución de derechos”, comenta García.
El trabajo infantil varía según las zonas. Por ejemplo, en las ciudades los niños están expuesto a trabajos domésticos y ambulantes y en otros casos son explotados por sus padres de modo que son obligados a pedir dinero en zonas públicas. Mientras tanto, en el campo su trabajo está ligado a la agricultura y la ganadería.
Norman Lorío conoce mejor la situación de los niños y adolescentes en las zonas rurales. Coordina en San Ramón, Matagalpa, un proyecto de Visión Mundial enfocado en erradicar el trabajo infantil en esa zona: “Trabajamos desde 2016 y es una situación bastante compleja porque la actividad cafetalera es un motor de la economía local y familiar, de manera que las familias utilizan todo lo que tienen a mano y eso incluye llevar a niños y niñas como mano de obra para poder mejorar los ingresos”.
NIÑOS EN CORTES DE CAFÉ
En esa zona del Norte de Nicaragua los niños a partir de los 10 años participan en cortes de café, pese a que la legislación nicaragüense prohíbe que menores de 14 años estén siendo empleados.
Según Lorío, la participación de niños se da de dos maneras: “Algunos niños, niñas y adolescentes cortan café y otros son llevados a las fincas porque aducen que no tienen con quien dejarlos, y aunque no corten tienen que estar espacios que no son adecuados”, comenta.
Un situación que Visión Mundial encontró es que los niños dejaban las aulas de clases desde septiembre y volvían hasta mayo del otro año, lo que provoca rezago escolar. Sólo 48% de los niños que se iban a las fincas regresaban a la escuela mientras que un 52% no volvían.
“Incide la baja escolaridad de los padres, los padres no asociaban el trabajo como una actividad perjudicial para niños y niñas, sino como una actividad formativa y cultural”, agrega el especialista de Visión Mundial.
En la zona cafetalera del Norte de Nicaragua hay inspecciones del Ministerio del Trabajo dirigidas a grandes y medianos productores por lo que ahí hay más conciencia de la importancia de erradicar el trabajo infantil, sin embargo, el cumplimiento del marco legal se dificulta en pequeñas fincas cafetaleras y parcelas familiares en donde se usan niños y adolescentes para el trabajo.
El Código del Trabajo en su artículo 134 establece que los adolescentes tienen derecho a realizar trabajos que contribuyan a satisfacer sus necesidades básicas, en condiciones de respeto y goce de sus derechos fundamentales. La jornada laboral no debe exceder las 6 horas diarias y 30 semanales.
En el campo hay más niños trabajando. Tienen un bajo nivel de escolaridad al igual que sus padres por lo que se repite un patrón cultural. Los niños que trabajan, disminuyen su tiempo de recreación y educación. También repercute en su juventud al casarse a temprana edad.
El programa que ejecuta Visión Mundial en San Ramón tiene presencia en seis empresas cafetaleras y se enfoca en procesos de sensibilización cuando se aproxima el corte de café. “Ingresamos a las comunidades y fincas con Puentes Educativos, que son espacios amigables para la niñez que llega con sus familias a cortar café”, explica Lorío.
En esos espacios los niños menores de 14 años tienen la posibilidad de compartir con otros y al no ir a cortar café fortalecen sus competencias académicas para continuar su programa educativo.
Según datos del informe del Departamento de Estado de Estados Unidos, el 25.3% de los niños y niñas entre los 10 a 14 años combinan trabajo y escuela.
En Nicaragua, el trabajo infantil es un problema estructural y requiere de un verdadero compromiso del Estado para erradicarlo.
En 2010, el gobierno publicó una Hoja de Ruta para hacer de Nicaragua un país libre de trabajo infantil y sus peores formas, pero se desconoce el grado de implementación de la misma. En ella se establecieron las bases para la programación estratégica y enlace entre las diferentes políticas públicas e intervenciones complementarias con incidencia directa e indirecta en la prevención y erradicación del trabajo infantil.
Codeni asegura que en la actualidad desde el Sistema Nacional de Bienestar Social (SNBS) se coordinan esfuerzos en materia de trabajo infantil para garantizar que las instituciones gubernamentales respeten los derechos de los niños, niñas y adolescentes y presten servicios como parte de su mandato.
En ese Sistema están el Ministerio del Trabajo, Ministerio de la Familia, el Ministerio de Gobernación y otras.
“Desde el Ministerio de la Familia hay un programa de prevención de la niñez en situación de riesgo, que viven en calles, mendicidad y trabajo infantil, el rol es captarlo e insertarlo al sistema educativo, pero detrás de ese niño hay toda una familia que vive en situación vulnerable”, analiza el especialista de Codeni.
DEMANDAS URGENTES
Las organizaciones demandan al Estado medidas urgentes que permitan erradicar el trabajo infantil y cuestionan el asistencialismo del Gobierno de Ortega. Se necesitan más bien condiciones para que los padres obtengan empleos y evitar así que usen a los niños y adolescentes para trabajar desde temprana edad.
El no tener estadísticas que dimensionen el trabajo infantil en Nicaragua constituyen un desafío aún mayor para que la sociedad entienda el problema que impacta social y económicamente.
“Todos los sectores estamos llamados a ver al niño y la niña con sujetos de derechos, todavía les debemos eso. Necesitamos entender que esta situación del trabajo infantil no sólo afecta el presente sino el futuro del país”, señala el especialista Norman Lorío, de Visión Mundial.
La pandemia de coronavirus y sus efectos sociales y económicos amenaza con profundizar más el trabajo infantil en Nicaragua.