Reducción de la tarifa eléctrica, sin alivio
Empresarios y defensores de los consumidores señalan que han elevado denuncias ante Disnorte-Disnorte por un aumento desproporcionado en las facturas.


- agosto 20, 2020
- 10:57 AM
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La reducción del 3% que se aplicó a la tarifa de enérgica eléctrica, a partir del primero de julio, no ha frenado la ola de quejas en contra de la empresa distribuidora de electricidad Disnorte- Dissur. Los empresarios, grandes y pequeños, y ciudadanos no han sentido una mejoría.
Lucy Valenti, presidenta de la Cámara Nacional de Turismo de Nicaragua (Canatur) comentó que los empresarios turísticos, no se han visto beneficiados y que más bien siguen siendo afectados por los altos costos de las facturas de luz.
“Empresas que ni siquiera están operando siguen recibiendo facturas de luz alteradas y por eso continúan los reclamos, porque no hay ningún alivió”, detalló Valenti, quien consideró en su momento que la rebaja debía oscilar entre un 15% y 20% para que tuviese un impacto significativo.
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El régimen de Daniel Ortega aprobó el pasado 25 de junio una reducción de la tarifa eléctrica, pero que ciudadanía y empresarios cuestionaron por no ser suficiente. “Seguimos beneficiando al pueblo nicaragüense, el gobierno informa que a partir del 1 de julio todas las familias gozarán de una reducción del 3% de la tarifa eléctrica”, dijo Rosario Murillo.
Marvin Pomares, presidente del Instituto Nacional de Defensa al Consumidor (Indec) señaló que a un mes y 20 días después de que la rebaja entrara en vigencia, “los nicaragüenses siguen quejándose por cobros exagerados en las facturas de energía eléctrica, porque los beneficiados con la reducción fueron las grandes industrias”.
Pomares mencionó que las familias que consumen menos de 150 kilovatios al mes, no han percibido ningún beneficio con la reducción del 3% y que más bien continúan quejándose por el incremento en el costo de las facturas.
“Este segmento de la población no percibe esa rebaja porque consumen menos de 150 kilovatios al mes y para ellos esa reducción pasa por desapercibido debido a que el consumo de energía es poco” comentó.
Reafirmó que las grandes industrias fueron las beneficiadas y que se han quedado calladas, mientras que algunos consumidores pegan el grito al cielo con recibos duplicados. Sin embargo, el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) ha insistido en la necesidad de rebajar el precio de la energía a niveles de 2018 ya que el ajuste realizado es insuficiente.
“Hay industrias de bebidas que pagan hasta C$15,000,000 y estas grandes empresas son las beneficiadas con esa reducción del 3% y deberían de haber trasladado esa reducción a sus productos que se mantienen con energía, pero se han quedado calladitos”, protestó.
Según Indec, en los primeros seis meses del 2020, han recepcionado 12,500 denuncias contra Disnorte-Dissur, por el alto costo de las facturas, pero en las inspecciones la empresa distribuidora, alega que el consumo de energía es correcto.
“También recibimos quejas por alumbrado público, multas inexistentes y en total son 19, 200 quejas contra Disnorte-Dissur”, precisó Pomares.
El estudio “Mercado eléctrico en Nicaragua, diagnóstico y recomendaciones”, elaborado por la Fundación Nicaragüense para el Desarrollo Económico y Social (Funides), plantea las “barreras” que inciden en una cara tarifa.
Por ejemplo, en la generación eléctrica, que contribuye al 61.7% de la tarifa eléctrica, Nicaragua tiene uno de los precios más altos, lo que incide en que los nicaragüenses paguen un servicio más caro en comparación al resto de Centroamérica.
Funides diagnosticó las siguientes razones: Uno, los suplidores de energía tienen un alto poder de mercado que permite el aprovechamiento económico a nivel de generación, es decir que los consumidores se ven obligaos a comprar o consumir lo disponible.
Dos, los contratos otorgados a las generadoras eléctricas conllevan beneficios excesivos en perjuicio de los consumidores finales, a través de pagos por potencia elevados, capacidad de producción de energía más allá de la necesaria y vigencia de los contratos, cuyos plazos promedios de las 29 generadoras que operan en Nicaragua son de 27 años.
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El año pasado la tarifa de la energía eléctrica se incrementó en 20%, sin embargo, el régimen de Daniel Ortega abanderó como un gran logro una mínima reducción de 3% para 2020.
El informe de Funides expone que para 2017 el precio promedio de la energía en Centroamérica era de 172 dólares, sin embargo, en Nicaragua alcanzaba los 188 dólares. Ese precio aumentó a 207 en 2018 y a 212 en 2019.
Otro factor que incide en el alto costo e la tarifa es la capacidad excesiva de generación, es decir que las reservas están encima de lo recomendado. “En Nicaragua existe una capacidad instalada que supera la demanda máxima de energía, esta brecha muestra una tendencia creciente”, dice Funides.
Agrega que las reservas de energía en Nicaragua han mantenido por encima del 50% desde 2010, hasta alcanzar un nivel de 81.8% en 2019. “Los usuarios pagan, en concepto de potencia, por una gran cantidad de energía que no consumen”, apunta el documento.
En 2019, las empresas de energía generaron 1,600 megavatios, pero el país solo consumió 718 megavatios. Lo ideal, sugiere Funides, es que las reservas se mantenga entre un 30% y 40%.