Ortega compromete más a Avilés con su proyecto dinástico
El dictador condecoró al Ejército con la orden Augusto C. Sandino. Avilés emocionado recordó el origen sandinista del cuerpo castrense y mostró una vez más su subordinación a Ortega.


- septiembre 03, 2020
- 12:35 AM
- Despacho 505
- Copyright Despacho 505
El comandante en jefe del Ejército de Nicaragua, general Julio César Avilés, sancionado por Estados Unidos, ha mostrado una vez más su lealtad a Daniel Ortega. En el acto del 21 aniversario de la institución castrense, el dictador le entregó a través de Avilés la Orden Augusto Sandino en máximo grado “Batalla de San Jacinto", simbolismo interpretado como la reafirmación del pacto entre el alto mando militar y Ortega.
Avilés recibió la condecoración visiblemente emocionado. Las cámaras de televisión mostraron al jefe castrense con los ojos llorosos: “En nombre de todos, presidente, nuestro agradecimiento, y en honor al General Augusto C. Sandino, como siempre, nuestro compromiso de dar todo por la patria. ¡Gracias comandante!”, expresó Avilés, minutos antes de brindar un informe sobre el desempeño del Ejército en el año.
LE RECOMENDAMOS: Ortega: “No podemos decir que ya se acabó la pandemia, no podemos confiarnos”
El acto, que se celebró en la Plaza de la Revolución, inició con las palabras de Rosario Murillo que recordó el origen sandinista de la institución, pero que a pesar de eso en 1990 se interesó por ser profesional y apartidaria, llegando incluso a convertirse en una de las fuerzas de mayor confianza entre los nicaragüenses. “La fecha del aniversario ha pasado a ser irrelevante”, dice la experta en seguridad Elvira Cuadra.
MEDALLA ES PREMIO Y COMPROMISO
Para la especialista Cuadra, la condecoración al Ejército tiene un doble sentido. Primero, mandar el mensaje públicamente que se mantiene la relación cercana entre Avilés y Ortega, en una especie de resarcimiento simbólico por la sanción impuesta por el Tesoro estadounidense, y segundo, tiene el sentido de reafirmar el nivel de obediencia y lealtad que Ortega espera de los demás efectivos de la institución.
Esa lectura también es compartida por el general en retiro Hugo Torres, quien asegura que desde el 2018, a raíz de la Rebelión de abril, Ortega ha querido mantener de su lado a la comandancia del Ejército para transmitir a sus seguidores que cuenta con el respaldo del cuerpo militar. Además, distinguir al Ejército en las actuales circunstancias se interpreta como la voluntad de sometimiento a Ortega y a un mayor compromiso de la institución al proyecto dinástico.
El general Julio César Avilés, de 63 años y jefe de las Fuerzas Armadas de Nicaragua desde el 2010, fue sancionado el 22 de mayo pasado por EE.UU., junto al ministro de Hacienda, Iván Acosta, por participar en actos de corrupción y ayudar a “silenciar” las voces opositoras al orteguismo. Según el Departamento de Estado, Avilés dio “apoyo” a los grupos paramilitares que agredieron a quienes comenzaron a manifestarse contra Ortega en abril de 2018.
Sin embargo, el julio pasado rechazó de manera rotunda los señalamientos, pues aseguró que ni él ni sus cuadros fueron parte de la represión, ni de los crímenes registrados a partir de abril de 2018. “Son mentiras, injerencismo, cosas de grupos de vividores que quieren desprestigiar al Ejército de Nicaragua”, sostuvo.
EJERCITO PERDIÓ EL PRESTIGIO
El general en retiro Hugo Torres apunta que no se reconoce en este Ejército a la institución armada que por años contó con el respeto de la población, al punto que era una de las instituciones con mejor reconocimiento en las encuestas. “La ciudadanía identificaba a un cuerpo armado institucional, pero desde que Ortega llegó al poder, perdió el prestigio”, mencionó Torres.
“Rechazamos esas calumnias. Aprovecho para hacer responsables a los calumniadores de daños físicos y psicológicos que puedan causar a nuestros compañeros y sus familiares”, lanzó Avilés, fundador del extinto Ejército Popular Sandinista (EPS), cuando tomó posesión de su tercer mandato consecutivo -por otros 5 años- en febrero pasado, en medio de críticas de organismos de derechos humanos por no haber desarmado a los civiles armados, encapuchados la mayoría, que actuaron con el consentimiento de la Policía en contra de los ciudadanos que protagonizaron el estallido social de abril de 2018.
OTRAS NOTICIAS: Covid-19, otra forma de tortura a presos políticos: organismo suizo denuncia al régimen ante la ONU
Muestra de ese arrastre es que Ortega y Murillo, en cada intervención que cuenta con la participación de los altos mandos del Ejército, dejan en evidencia que la institución se ha convertido en un instrumento partidario que carece de independencia. Ayer, Murillo al concluir el acto dijo: “Nuestro glorioso ejército que como decimos siempre continuidad histórica del Ejército de Sandino, Ejército Defensor de la Soberanía Nacional y del Ejército Popular Sandinista”.