Centro Humboldt registra récord de muertes por derrumbes en zonas mineras de Nicaragua

La organización considera los mineros artesanales necesitan trabajar con condiciones de seguridad e higiene. Además, urge una ley que regule la actividad.

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  • diciembre 19, 2020
  • 12:25 PM

Las tragedias han predominado durante el año 2020. Además de las muertes por la pandemia, los estragos provocados por dos huracanes, se suman la lista de personas que han fallecido a causa de derrumbes en minas artesanales de diferentes puntos del país, sumando al menos 30 muertes, según registros del organismos Centro Humboldt.

No obstante, el número de víctimas mortales en zonas mineras del país en 2020 podría aumentar, pues este viernes 18 de diciembre se registró un derrumbe en una mina artesanal de la comunidad Las Brisas Yahoska, en Rancho Grande, Matagalpa, donde preliminarmente se conoce de al menos 10 personas soterradas, entre ellos niños, según habitantes de la zona, quienes este sábado informaron que las autoridades municipales no han iniciado labores de búsqueda y rescate de las víctimas.

De acuerdo con un informe publicado en 2019 por el Centro Humboldt, hasta ese año se contabilizaban al menos 190,336 personas que se dedican de forma directa e indirecta a labores de minería artesanal en todo el país.

El mismo informe señala que un minero puede extraer de una tonelada de broza, en promedio, de 10 a 15 gramos de oro de 15 a 16 quilates, cuyo precio podría rondar los setecientos cincuenta córdobas.

BOOM DE LA MINERÍA ARTESANAL

Según Víctor Campos, director del Centro Humboldt, el aumento en las personas que se dedican a la actividad minera en Nicaragua se debe al aumento en los precios del oro. Sin embargo, considera que más allá de los ingresos económicos que deja esa actividad, los riesgos son muchos mayores.

“Eso es lo que ha motivado el incremento, el boom de la minería artesanal, pero aunque hay varios riesgos al realizar esta actividad, los derrumbes son los que han provocado más muertes, especialmente este año”, señaló Campos, quien considera que en al menos 50 municipios del país, se está desarrollando la pequeña minería.

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Otras de las repercusiones en la vida de los mineros artesanales, según Campos, es la manipulación del mercurio y cianuro para sustraer el oro; sin embargo, señaló que el número de muerte por estas es más difícil de contabilizar debido a que “son por envenenamiento y son a más largo plazo”.

Aunque el Centro Humboldt no cuenta con registros de muertes por derrumbes en zonas mineras del país de años anteriores, Campos destacó que los fallecidos por esta causa en este año “son un récord”.

“Hasta este año empezamos a llevar el registro de muertes por derrumbes en minas artesanales, pero eso ha sido un problema permanente en estas zonas mineras, lo que pasa que antes se daba menos la minería artesanal. Este año ha sido un récord, aunque no tenemos las cifras de otros años, nunca habíamos tenidos tantos muertos como ahora (2020), y eso que no sabemos cuántos murieron en el derrumbe de ayer (viernes)”, expuso Campos.

LAS VÍCTIMAS DE LOS DERRUMBES POR ORDEN CRONOLÓGICO

Aunque el registro de muertes del Centro Humboldt comprende desde junio hasta diciembre de 2020, la primera víctima del año fue el joven Wílmer Antonio Sevilla Martínez,  de 21 años. Este joven murió el martes 4 de febrero cuando realizaba labores de extracción de oro en una mina artesanal de la comunidad Nuevo Chontal, ubicada el municipio de San Carlos, en Río San Juan.

El joven güirisero, a como le llaman a los mineros artesanales, era originario de la comunidad San Bartolo, del municipio de Acoyapa en Chontales.

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Cuatro meses después, exactamente el 17 de junio, ocurrió otra tragedia similar, pero esta vez en la Mina Rincón de García, en Villanueva, Chinandega. 

En esa ocasión, un deslizamiento de tierra soterró a Maycol Jasiel Mendoza Izaguirre, de 19 años; José Mendoza Cárdenas, de 26, y Léster Eduardo López Ríos, de 16, cuando se encontraban trabajando en la mina artesanal. Tras varios días en que las autoridades intentaban localizar los cuerpos, fue el domingo 21 de ese mismo mes que por fin los encontraron, pero sin vida.

En un mismo lapso de cuatro meses ocurrieron dos derrumbes, aunque en lugares distintos.  El primero ocurrió a las 10:00 de la mañana del 15 de octubre en un punto de minería artesanal ubicado en la comunidad Panamá, del municipio de Bonanza, en la Costa Caribe Norte del país. En esa ocasión la víctima mortal fue un adolescente de 15 años de iniciales D.B.L, habitante del barrio Tomás Borge, quien murió cuando un gran cúmulo de tierra le cayó cuando sacaba broza en un punto de aproximadamente 25 pies de altura. El menor murió de forma instantánea.

La otra tragedia ocurrió a las 1:30 de la mañana del viernes 30 de octubre, cuando dos mineros quedaron soterrados después que ocurriera un derrumbe en una mina artesanal del municipio de Santo Domingo, en Chontales. Uno de ellos, identificado como Óscar Miranda Mendoza, de 25 años, no logró sobrevivir. El güiricero tenía tres años de practicar la minería.

MINEROS DE BONANZA

Un mes después, el 3 de noviembre, cuando el poderoso huracán Eta de categoría cuatro azotaba los municipios del Caribe Norte del país, murieron los mineros Norwin Mejía, de 39 años y William Castro, de 37, cuando un deslizamiento de tierra, provocado por las lluvias generadas por el ciclón en la mina Tigre Negro, ubicada en Bonanza, los dejó soterrados.

Esta serían las únicas víctimas mortales provocadas por el huracán Eta en Nicaragua, sin embargo, el régimen orteguista a través de sus autoridades, negaron que esta tragedia fuese provocada por el fenómeno natural, pues en sus múltiples comunicados jamás los mencionaron como víctimas directas de Eta, mientras que continuaron alegando que tras el paso del huracán «no hay víctimas qué lamentar».

El 4 de diciembre se registró otro deslizamiento de tierra que dejó al menos 14 personas soterradas cuando trabajaban en una mina artesanal de la comunidad La Esperanza II, ubicada en  Río San Juan. Aunque las autoridades gubernamentales realizaron labores de búsqueda de los cuerpos, fue el sábado 5 del mismo mes que suspendieron definitivamente ls actividades de rescate, logrando encontrar solo dos cuerpos que fueron identificados como  Israel Sequeira y Santos Isaac Herrera Olivas, según informó el alcalde de ese municipio, Johnny Gutiérrez.

El Centro Humboldt a través de una publicación sobre las muertes registradas entre junio y diciembre de este año, informó que fueron 12 personas las que murieron por el alud del 4 de diciembre.

SE NECESITA LEY PARA LA PEQUEÑA MINERÍA

Campos considera necesaria la aprobación de una Ley de la pequeña minería en Nicaragua, ya que la actual legislación solo establece que el uno por ciento de las concesiones mineras puede ser utilizada por los pequeños, pero no dice cómo, dónde y cuándo, entonces eso hace que este sector de la economía se mueva en la informalidad.  

“No existe un marco regulatorio, entonces prácticamente no existen regulaciones para la pequeña minería, entonces llegan hacen los hoyos y van en búsqueda del material con mayor contenido de oro y en esas condiciones donde los suelos están saturados pues los desprendimientos y la caída de tierra sobre los hoyos, sobre las pequeñas minas artesanales son más frecuentes”, expone Campos.

Los llamados güiriseros, laboran sin condiciones de higiene y seguridad, por eso cuando ocurren estos deslizamientos de tierra en las minas artesanales, no se sabe quiénes son los que están atrapados porque no hay un registro. Tampoco cuentan con una brigada de rescate.

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“Aquí cuando uno de esos eventos se da quienes pueden entrar en auxilio de ellos son los mismos pequeños mineros que tienen el conocimiento para poder ingresar”, dio a conocer Campos.

BRIGADAS DE RESCATE

Considera que el Sistema Nacional para la Prevención, Mitigación y Atención de Desastres (Sinapred), y las empresas mineras industriales, deberían de contar con una brigada de rescate, “pero todo esto está fuera de control, no hay control sobre la pequeña minería y entonces está causando un problema humano”.

Hasta el momento se desconoce cuántas personas han quedado atrapadas en las minas producto de los deslizamientos de tierra.

El director del Centro Humboldt expone que la actividad minera en estos momentos es muy lucrativa para algunos, pero no para los que se meten al hoyo por 200 córdobas al día.   “Los dueños o los que contratan a estas personas que se meten, nunca o muy poco se meten a la mina artesanal”, indica Campos, quien considera que este tipo de relaciones contractuales tienen que ser reguladas por el Gobierno y por los mismos pequeños mineros.

Además, indica que los últimos tres accidentes que se han dado en los últimos dos meses se deben a la acumulación de agua producto del paso de los dos huracanes por el país, eso hace que el terreno sea inestable y a “la necesidad de la gente que se meta a buscar el oro sin tomar en cuenta que están en alto riesgo por las condiciones de acumulación de agua”.

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