En Haulover no saben dónde recibirán clases los niños: "Ayúdennos", piden

En Haulover, a más de dos meses del paso de los huracanes Eta e Iota, los comunitarios viven en champas construidas con pedazos de madera. No tienen comida, ni trabajo, abundan las enfermedades y de la escuela no quedó nada.

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  • enero 21, 2021
  • 02:33 AM

Jaqueline Budiel Ignacio todavía no sabe a qué escuela llevará a sus hijos el próximo 1 de febrero, la fecha de inicio oficial del Año Lectivo 2021 en Nicaragua. Habita en Haulover, la comunidad del Caribe Norte que recibió el impacto directo de los huracanes Eta e Iota, en noviembre de 2020. En esa zona nada quedó en pie.

Budiel asegura que hasta la fecha la escuela a la que asistían sus hijos no ha sido reparada. Tampoco han llegado las aulas prefabricadas que el Estado ha comenzado a enviar a la región.

Esta comunitaria asegura que a dos meses de la tragedia ambiental la situación en Haulover no ha cambiado mucho. Buena parte de los pobladores han levantado champas con los trozos de madera que recuperaron de sus casas y que terminaron en los manglares de la zona. Los comunitarios enfrentan graves problemas para obtener agua y sufren de enfermedades respiratorias y estomacales porque son afectados por plagas de zancudos y moscas.

La mujer cuenta que "la escuela se la llevo” el huracán Iota, el segundo que tocó tierra en ese pequeño poblado, el 13 de noviembre. Iota fue el último pero más fuerte huracán de la temporada ciclónica 2020, llegando a desarrollar hasta la categoría 5, según la escala Saffir-Simpson. A costas nicaragüenses llegó en categoría 3, por Haulover.

En el lugar todo es incierto. No tienen viviendas seguras, perdieron sus fuentes de trabajo, sufren inseguridad alimentaria. Son muchas urgencias vitales, dice la mujer al explicar que a la carga se suma la falta de una escuela y de útiles escolares para los niños. Explica que todavía no han decidido en qué parte de la comunidad levantarán el centro escolar, ya que el huracán Iota partió en dos esta comunidad y ahora hay una especie de canal que la divide.

“Sabemos que cuando comiencen las clases tenemos que cruzar (en lancha) a los niños en la mañana y traerlos en la tarde”, expuso la mujer.

En Haulover, en edad escolar hay unos 305 infantes, de esta cantidad154 son niñas y 151 niños, dieron a conocer pobladores de la zona.

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El Ministerio de Educación (Mined) ha promocionado en los medios oficialistas, el envío de aulas prefabricadas a las zonas afectadas por los dos huracanes.  Limbort Bucardo dirigente de la organización Prilaka (Libertad), expuso que en el caso de Haulover tendrían que hacer dos escuelas, una en cada lado de la comunidad, debido al peligro que representa el cruce del canal.

“Estamos a dos semanas de las clases y no se ha visto ninguna escuela que han estado reparando (en Bilwi) y mucho menos en las comunidades”, expuso Bucardo.

PLAGA DE MOSCAS Y ZANCUDOS

El líder comunitario asegura que los mismos comunitarios están asumiendo solos problemas de salud y alimentación.

Jaqueline Budiel de una plaga de moscas que aumenta la presión sanitaria generada por enfermedades respiratorias que afectan en su mayoría a niños y adultos. “Antes del huracán no había esos animales (zancudos), la gente estaba tranquila, pero ahora nosotros sufrimos”, explicó.

Los comunitarios ya pidieron a las autoridades del Ministerio de Salud (Minsa) que lleguen a fumigar para controlar la plaga, pero aseguran que no han obtenido respuesta.

Bucardo cuenta que los zancudos “son como una plaga de Egipto”: “Yo salí como a las cuatro de la mañana y la marea estaba calma, no había viento y yo pensé que me iban a elevar en el aire, el zancudero es horrible”, refiere.

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Organizaciones no gubernamentales y de la sociedad civil, así como las iglesias son las que han llevado ayuda a la comunidad: alimentos, agua y medicamentos. El dirigente comunitario dio a conocer que Prilaka el pasado fin de semana entregó alimentos en Haulover y Waunhta.

“Por parte del gobierno nada”, dice Bucardo para mencionar que el Ejecutivo solo una ocasión distribuyó un paquete alimenticio que contenía dos libras de arroz, media cuarta de aceite, una libra de sal entre, otros productos.

Conto que la comunidad de Waunhta rechazó esa ayuda oficial mientras en Haulover una parte de los habitantes sí la recibieron. Bucardo dice que el rechazo fue para llamar la atención del Estado sobre la necesidad de atención integral que tienen, porque la condición en que se encuentran no se resuelve con comida para un par de días y unas cuantas láminas de zinc.

“Le pregunté a la gente qué como harían sí estas organizaciones no les llevaran comida, 'estaríamos muertos'", respondieron.

COMUNIDAD DIVIDIDA

Como Houlover quedó dividido en dos y el canal que formaron los huracanes solo se puede cruzar en lancha cambió por completo la dinámica de la comunidad, incluso para celebrar oficios religiosos levantaron una champa a cada lado de la comunidad. Cuando los comunitarios se enferman también tienen problema ya que el puesto médico provisional está en uno de los lados y sí no hay lancha para el cruce, no pueden hacerlo. “Eso también es como una barrera”, expresa Jaqueline Budiel.

Comenta que el Minsa manda medicamentos para la población “pero también gracias a Dios cada organización que viene traen medicamentos y un médico para atender a los enfermos", cuenta Jaqueline.

Bucardo dijo que uno de los grandes problemas de las comunidades de Waunhta y Haulover es el agua porque sale salada. “En el caso de Waunhta hacen una poza chiquita y de allí sacan agua y beben”, pero es inseguro y es lo que produce enfermedades.

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Una de las dudas que surge es que sí el gobierno de Daniel Ortega se ha olvidado de la tragedia que viven los pobladores de la Costa Caribe Norte, Bucardo, considera que sí, ya que la ayuda ha consistido en la entrega de láminas de zinc.

Jacqueline Budiel cuenta que esta comunidad sobrevive de la pesca, pero los huracanes se llevaron sus medios para continuar con esa labor. Esta comunitaria resiente que a pesar de la gravedad de la situación que atraviesan las autoridades locales y nacionales no les presten la atención debida. Prodelina Bob, la alcaldesa de Prinzapolka, municipio al que pertenece Haulover, no ha visitado la zona, mientras las autoridades regionales “dos veces nos vinieron a visitar” y las nacionales han aparecido pero no resuelven, se queja.

“Llamo a la gente de buen corazón que nos ayuden porque aquí necesitamos de todo un poco, agua, medicina, mosquiteros”, expresó Budiel.

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