Año escolar en el Caribe Norte: Incertidumbre por la pandemia y el impacto de los huracanes
La situación en esa zona se complica por la devastación dejada por los huracanes Iota y Eta. "No hay condiciones en infraestructura escolar", dicen líderes regionales.


- febrero 01, 2021
- 03:01 AM
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Este lunes primero de febrero arranca el año escolar en Nicaragua en medio de la incertidumbre que causa entre los padres de familia que sus hijos puedan contagiarse de Covid-19
Según datos del Ministerio de Educación (Mined), cerca de 1.8 millones de estudiantes regresarán a las aulas, pero hasta el momento se desconocen los planes de bioseguridad que implementará la institución, así como la estrategia para recuperar el rezago en el aprendizaje provocado por el ausentismo que experimentaron los colegios públicos en los meses de mayo a agosto del 2020.
El Mined reportó a la Alianza Mundial de la Educación que los niveles de ausentismo llegaron hasta el 60% el pasado año.
La situación en la Costa Caribe Norte, que fue azotada por dos huracanes en noviembre del año pasado, es más difícil, porque no existen las condiciones en infraestructura escolar.
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“Así que actualmente la infraestructura escolar que siempre ha sido la peor del país, hoy en día está aún más sufrida”, afirmó Elba Rivera Urbina, docente de Nueva Guinea, en la Región Autónoma Atlántico Sur (RAAS), quien ha recibido reconocimientos a nivel internacional por su lucha contra la pobreza.
Pero las autoridades del Mined insisten en que hay condiciones para iniciar el año escolar "con el cien por ciento de la matrícula", según dijo el pasado 22 de enero la ministra de Educación, Miriam Raudez, luego de visitar Bilwi y la comunidad de Wawa Bar.
Rivera indicó que en las zonas rurales de las regiones autónomas de Nicaragua nunca ha habido condiciones para iniciar las clases, ya que siempre carecen de sillas, muebles, pizarras, textos y de maestros debidamente “capacitados” para impartir clases en multigrados y en varios idiomas.
La experta en educación comenta que en la zona del Caribe “a veces un maestro da (imparte) hasta los 6 grados”. A la vez critica el hecho de que ningún Gobierno ha valorado el potencial de la Costa Caribe de Nicaragua y tampoco le dan la importancia a la educación como un pilar para el desarrollo.
"La educación la han utilizado para hacer propaganda partidaria y para darle empleo a sus seguidores", señaló Rivera.
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La docente explicó que, en las zonas rurales, los niños y niñas tienen que recorrer grandes distancias para asistir a las aulas de clase.
“El mero hecho de construir escuelas no hace atractiva a la educación. Se tiene que revindicar la profesión”, reflexionó Rivera, quien considera que los docentes deben estar mejor capacitados, ya que son los encargados de preparar a los que van a dirigir al país.
"La profesión de docente no es cualquier profesión, es la profesión que humaniza, que reduce la violencia y muchos otros males provocados por la ignorancia y prepara a quienes van hacer que nuestro país se desarrolle sosteniblemente en el tiempo”, manifestó.
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La experta agrega que actualmente los maestros el tema salarial en el campo es peor: “Quien haya invertido tiempo y dinero en su formación, no va querer vivir en las condiciones que el campo les ofrece: bajísimos salarios, mala atención médica y malas escuelas para sus hijos e hijas”.
COVID Y ZONAS RURALES
Por otro lado, dijo que en las zonas rurales, las personas que se contagian de Covid-19 enfrentan problemas para recibir atención debido a la falta de médicos, medicinas, mientras que los centros de salud no están lo suficientemente equipados.
Las escuelas, señaló, pueden ser un punto de contagio para la familia y la comunidad, por eso recomienda que deben de contar con un equipo de prevención y docente concientizados para que sean capaces de cuidarse a sí mismos como a los escolares.
Una de las críticas que hizo es que en el 2020, el Mined no exigió el uso de mascarillas para no alarmar a las familias, ahora la institución educativa ha cambiado en parte esa política y está pidiendo el uso de mascarillas entre docentes y alumnos.
“Lo único contradictorio es que en las escuelas rurales el agua se puede convertir en un foco de contagio, ya que no hay agua potable, sino que se va a traer de pozo o de ríos”, compartió. A eso se suma que a los pobladores de las zonas rurales no les gusta usar mascarillas y la exigencia del Mined “quedará sólo en una formalidad, pues sabemos que la realidad es otra”.
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El Banco Mundial (BM), en un escrito que publicó el pasado 22 de enero de este año, informó que el Covid-19 ha causado estragos en la vida de niños pequeños, estudiantes y jóvenes. Y que las alteraciones que causa la pandemia en las economías y en las sociedades “agravan la crisis de la educación preexistente en el mundo y afectan a la educación de maneras sin precedentes”.
Según el informe del organismo mundial, antes de la pandemia ya había una crisis en el aprendizaje, pues cerca de 258 millones de niños en edad escolar no asistían a clases ni de primaria ni de secundaria. “La pandemia del Covid-19 ha agravado la crisis del aprendizaje, y es probable que el impacto en el capital humano de la actual generación de estudiantes se prolongue”, expresa el documento del BM.
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