Gloria del beisbol nicaragüense clama por una pensión

Expitcher de los Indios del Bóer, del Flor de Caña, Granada y San Fernando, en los años 70, y exseleccionado nacional pide una pensión para sobrevivir.

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  • febrero 07, 2021
  • 03:11 AM

Del brillo de sus gloriosos años como pitcher de la Primera División y de la Selección Nacional, al zurdo Julio Hurtado Bustos sólo le quedan los recuerdos. Hoy el veterano deportista, originario de Rivas, sufre la condena del olvido.

A sus 64 años Hurtados Bustos depende de una silla de ruedas para desplazarse por su casa, en el barrio Nicaraocalli en esa ciudad.

El zurdo que jugó en el béisbol de Primera División entre 1970 y 1978, añora contar con una pensión en reconocimiento por su aporte al deporte rey de los nicaragüenses.

"Como gloria del deporte nicaragüense, considero que es justo que se me otorgue una ayuda económica (pensión) a mí y a otros atletas que dimos entretenimiento, alegría y que a la vez representamos dignamente a este país en torneos nacionales e internacionales, pero que hoy estamos en el olvido en medio de dificultades", relató el exseleccionado nacional.

SOBREVIVE POR SU ESPOSA

El rivense que en 1970 debutó de manera impactante con el equipo del Bóer, fue víctima en el 2006 de una desviación de columna que le cambio la vida. El problema le impidió volver a caminar y desde ese momento depende económicamente de los pocos ingresos de su esposa, confirmó Hurtado Busto a Despacho505.

Aseguró que después de retirarse como lanzador, se dedicó a trabajar a la agricultura y a entrenar a niños y adolescentes en la academia de béisbol que existía en Rivas, en los años 90.

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"Pero con mi problemas en la columna, mi vida laboral culminó en el 2006 y por eso considero que una pensión vendría a mejorar mis condiciones de vida" relató.

Señaló que ni siquiera dispone de recursos para poder costear los gastos de transporte que requiere para ir al hospital de Rivas a realizar terapias.

Hurtado cuenta que incursionó al béisbol de Primera División a los 17 años gracias a su primo Julio Espinoza Hurtado (q.e.p.d.), quien se encuentra entre los lanzadores de mayor éxito en el país y es miembro del salón de la fama del deporte nicaragüense.

"Mi primo (q.e.p.d.),me llevó en 1970 al Bóer y ese año debuté con el equipo capitalino y gracias a mis buenas prestaciones me reconocieron como novato del año", recordó Hurtado.

EN ESA ÉPOCA ERAN MAL PAGADOS

En esa época, los peloteros no sobrevivían con el salario que recibía, y los directivos de los equipos les buscaban trabajo en el sector privado para compensar sus raquíticos ingresos.

"Recuerdo que más bien lo que hacían los dueños de equipos era conseguirle trabajo al pelotero, porque no eran buenos salarios", afirmó.

Dice que donde mejor le pagaron fue en el Flor de Caña, pero los salarios jamás se comparan con los actuales y que fue una desventaja para los peloteros de su época.

Hurtado se ha visto obligado en dos ocasiones a tener que solicitar públicamente ayuda para reemplazar su silla de rueda, cuando estas se deterioran con el paso de los años.

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Recientemente solicitó una ayuda en las redes sociales para renovar su silla de ruedas y el Instituto Nicaragüense del Deporte, tras conocer su petición, procedió a enviarle una, "pero sería excelente que se me reconozca una pensión como gloria del deporte, ya que ni siquiera gozó de ninguna presentación social".

En su carrera deportiva Hurtado Bustos jugó para los equipos del Bóer, Granada y San Fernando.

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