El ataque de Ortega a España es también a la Unión Europea
El Alto Representante de la Unión Europea salió a la defensa de España este fin de semana al catalogar de “inaceptables e injustificadas” las acusaciones contra el país ibérico. Analistas avizoran más tensión entre Managua, Madrid y Bruselas.


- agosto 16, 2021
- 12:05 AM
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El Alto Representante de la Unión Europea salió a la defensa de España este fin de semana al catalogar de “inaceptables e injustificadas” las acusaciones contra el país ibérico. Analistas avizoran más tensión entre Managua, Madrid y Bruselas.
La dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo ha llevado a tensión “extrema” las relaciones diplomáticas entre Nicaragua y España, algo no visto en las últimas tres décadas y que podría desencadenar en un conflicto mayor con la Unión Europea (UE), valoran especialistas en Relaciones Internacionales.
Este fin de semana, el alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell, le dejó claro al régimen que atacar a España es hacerlo también al proyecto europeo. En una declaración, Bruselas expresó su apoyo a Madrid tras las acusaciones “inaceptables e injustificadas” de Nicaragua. “Estamos unidos en la condena de la represión por parte de las autoridades y en la defensa de la democracia”, zanjó el diplomático.
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Para los analistas, este espaldarazo de la Unión Europea a España en la crisis con Nicaragua demuestra que hay una alineación de posiciones frente a la crisis de derechos humanos y de institucionalidad que enfrenta el país desde abril de 2018, también que Bruselas se siente atacada por Ortega, que de continuar con su declaraciones ofensivas, Bruselas podría tomar alguna medida diplomática, como retirar o llamar a su embajador en Managua, Pelayo Castro.
“Ortega no está midiendo las consecuencias de esta crisis diplomática con España, desde ya, desde antes que se celebren sus elecciones, está condenando al país al aislamiento internacional, tanto la Unión Europea y España podrían responder con reducir a cero sus programas de cooperación, y romper relaciones diplomáticas con Nicaragua”, comenta un experto que habló bajo anonimato con este medio.
Otro especialista comenta que la ofensiva de Ortega contra España es contraproducente para él mismo. El país ibérico, por el vínculo cultural e histórico con América Latina, es a quien se consulta en el Consejo Europeo sobre lo que ocurre en la región, y las medidas adoptadas pasan por la visión que tiene España sobre determinado gobierno.
“Ortega está exponiéndose más, cada día se quita la máscara de dictador, de tirano, y está quedando en evidencia ante las potencias democráticas de Occidente. No estaría nada alejado que la Unión Europea anunciara más sanciones diplomáticas o económicas, e incluso contra funcionarios del régimen. Habrá qué esperar qué responde la dictadura al pronunciamiento de este fin de semana de Borrell”, explica el experto.
Hasta ahora la dictadura ha demostrado que su política exterior es la del insulto. De la Presidencia y Cancillería han salido discursos y notas, alejados del decoro diplomático, que atacan y descalifican a los gobiernos que critican la deriva autoritaria de Ortega.
EL PUNTO ÁLGIDO
La tensión entre Managua, Madrid y Brusela surgió después de que España y la Unión Europea manifestaron que las decisiones adoptadas por Ortega, que impiden la participación de la oposición en las elecciones generales convocadas para el 7 de noviembre, eliminan las debidas garantías del proceso electoral en ciernes y privan de credibilidad a sus resultados.
Tras esas críticas, expresadas el pasado lunes, la Cancillería nicaragüense publicó una nota dirigida al Ministerio de Exteriores de España en la que condenaba la “inadmisible intromisión del Gobierno del Reino de España en los asuntos internos que sólo corresponden a nuestro país y a nuestro pueblo”.
La nota de Managua denunciaba los “crímenes de lesa humanidad, nunca investigados o juzgados” de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) en los años 80 y la “feroz y brutal historia colonial y neocolonial” de España. Por si fuera poco, la dictadura se preguntó: “Cómo es posible que, mentecatos al fin, se atrevan a dar lecciones de democracia, cuando ni son, ni dan ejemplo, ni cumplen con la verdad y la justicia”.
En consecuencia, el pasado miércoles, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, llamó a consultas a la embajadora de España en Managua, María del Mar Fernández-Palacios, tras la nota diplomática en la que se vertían “graves e infundadas acusaciones” contra España y sus instituciones.
Nicaragua, ese mismo día, ratificó sus críticas al Gobierno de España durante una alocución de Rosario Murillo. Pero los ataques no son nuevos.
En octubre de 2019, Ortega atacó directamente a Borrell cuando anunció su viaje a Cuba: “No se nos ocurre que porque va a estar el señor Borrell en Cuba vamos a pegar carreras allá para que nos reciba el señor Borrell, es una vergüenza para la comunidad europea tener al frente de la política exterior de la comunidad europea a un personaje como Borrell, ¿con qué seriedad se podrá hablar con Borrell?.
En las últimas comparecencias de Ortega, desde finales del año pasado, ha despotricado en contra de la comunidad europea por sumarse al régimen de sanciones de Estados Unidos y Canadá a funcionarios orteguistas, acusados de violar los derechos humanos y el Estado de Derecho en Nicaragua.
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El pasado 2 de agosto, el Consejo de la Unión Europea emitió sanciones contra ocho funcionarios del régimen de Nicaragua que incluye a miembros de instituciones claves en la represión ejercida desde abril de 2018 .
Las sanciones alcanzaron a miembros de la familia presidencial, donde se originan las órdenes, hasta miembros de la Asamblea Nacional, donde se convierten en leyes; y la Policía, Fiscalía y Corte Suprema de Justicia, quienes las ejecutan.
Ortega, aunque ha pedido la suspensión de sanciones, se ha hecho de oídos sordos al llamado de la comunidad internacional de permitir que la crisis que vive el país se resuelva a través de elecciones libres, transparentes y observadas. Ante, el jefe diplomático de la UE, Josep Borrell, consideró que Ortega y Rosario Murillo “deben detener esta espiral, cambiar de rumbo, liberar a todos los presos políticos y abrirse al diálogo”.
Para los expertos, no sería casual que en los próximos días la crisis diplomática llegue al Congreso de España y al Parlamento Europeo. De ahí podrían alentar a sus ejecutivos más medidas, y en el caso del Europarlamento pujar porque se expulse a Nicaragua del Acuerdo de Asociación (AdA) entre Centroamérica y la UE.