Monseñor Báez: "No es el momento de descalificaciones absurdas", urge unidad para expulsar a los "demonios modernos"

Monseñor Silvio Báez llamó este domingo a dejar a un lado las "descalificaciones absurdas" que crean división para sumar fuerza en torno a las personas y organizaciones comprometidas con “expulsar a los demonios que rebajan al ser humano y deshumanizan a la sociedad”.

En su homilía dominical, el religioso se aleja de la figura de demonio como ser del inframundo y lo identifica en “los grupos mafiosos que, con disfraz de políticos, se imponen con autoritarismo y crueldad sobre nuestras sociedades, provocando dolor, pobreza y migración forzada; los corruptos que le roban el dinero al pueblo a través de transacciones sucias, lavado de dinero y tráfico de influencias; las empresas nacionales o transnacionales que explotan las riquezas naturales de nuestros países, con políticas extractivas que empobrecen a las mayorías y contaminan el medio ambiente”.ç

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Sin aterrizar a la crisis que vive Nicaragua bajo la política represora de Daniel Ortega quien pretende atornillarse en el poder en las elecciones generales del 7 de noviembre, Báez dirigió un potente mensaje de unidad: "No es el momento de descalificaciones absurdas. Ha llegado el tiempo de reconocer que es más lo que nos une que lo que nos separa”, resaltó el Arzobispo Auxiliar de Managua.

Insistió en la necesidad de apartarse de los sectarismos ideológicos para concentrarse en acoger a quienes están comprometidos en luchar "contra terribles demonios modernos".

"Toda persona, organización, partido político o gobierno que esté dispuesto a sanear las estructuras sociales y construir sociedades fundadas en el respeto a los derechos de las personas y la búsqueda del bien común, está de parte de Jesús. Quien luche por la libertad y la dignidad de la gente, sobre todo a favor de los más pobres y olvidados, trabaja por el proyecto del reino de Dios que anunció Jesús” , indicó.

UNIDAD PARA DERROCAR A LA TIRANÍA

Monseñor Báez enfatizó en la urgente necesidad de unidad de la ciudadanía para afrontar las consecuencias nefastas de las tiranías que dañan a todos y producen grandes diferencias sociales que crean nuevas pobrezas. En ese sentido, dijo, queda totalmente fuera de lugar crear innecesarios y muchas veces artificiales enfrentamientos “ideológicos” que impiden una unidad nacional que busque el bien de todos.

“Son signos del reino de Dios los políticos honestos que renuncian a sus intereses y aman al pueblo, los educadores que se dedican a formar con auténticos valores a las nuevas generaciones, los empresarios que anteponen a la ganancia económica el bien de las personas, los periodistas que dicen la verdad y usan la libertad de expresión para crear una sociedad mejor, los trabajadores que son responsables y solidarios, los policías que se niegan a reprimir a su pueblo por seguir su conciencia recta, los médicos que se dedican a curar a la gente enferma con competencia y cariño, a veces a costa de su propia vida. Todos ellos, aunque no sean cristianos, aunque no profesen explícitamente su fe en Jesús y no vengan al templo, están con nosotros, “están a favor nuestro”, son de los nuestros”, precisó

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Además, el obispo recomendó apartarse de la tentación de creer que somos los únicos capaces y con derecho de llevar adelante proyectos e iniciativas buenas. "Esta actitud de cerrazón nos impide reconocer el bien que hacen otros, solo porque no son de nuestro grupo. Los vemos como extraños, los juzgamos, los descalificamos y hasta los tratamos con hostilidad. Este es el principio de la intolerancia y de todos los totalitarismos que han hecho tanto daño en la historia”, advirtió.