Expulsar a diplomáticos, la nueva “práctica” de Ortega para evitar las críticas de la comunidad internacional
En un mes, Ortega ha echado a tres diplomáticos del país, entre los que están el representante de Colombia y el Nuncio Apostólico. El retiro de cartas credenciales es como una declaración de "non gratos".


- marzo 28, 2022
- 12:00 AM
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El régimen de Daniel Ortega ha diseñado una nueva medida diplomática para evitar que gobiernos u organismos internacionales critiquen sus constantes violaciones a los derechos humanos. El retiro de cartas credenciales es desde el 24 de febrero de 2022 parte de la estrategia diseñada en contra de la comunidad internacional, pues ese día se conoció la expulsión del embajador de Colombia en Managua, Alfredo Rangel. La razón que encontró Ortega fue: “Inmiscuirse ofensivamente en los asuntos internos del país”.
En el último mes Ortega ha aplicado esta medida con ofensivos comunicados y en otros casos solo hay silencio. Por ejemplo echó del país al nuncio apostólico, monseñor Waldemar Stanislaw Sommertag, el pasado 6 de marzo, sin dar explicaciones y lo mismo hizo con la expulsión del jefe de misión del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Thomas Ess, la cual se conoció el jueves 24 de marzo.
Un analista en temas de política exterior, que pidió omitir su nombre por temor a represalias, indicó que el retirar credenciales es una forma disimulada de declaración de “non grato” y una señal de que algo anda "muy mal en el manejo de las relaciones internacionales de la dictadura". Es muestra, agrega, de que no existe el más mínimo interés o voluntad de encontrar vías de diálogo y solución política a la crisis.
La Convención de Viena sobre las relaciones diplomáticas no prevé el retiro de cartas credenciales, pero el artículo nueve de dicho documento, establece que “el Estado receptor en cualquier momento pueda comunicar al Estado acreditante que el jefe u otro miembro del personal diplomático de la misión es persona non grata, o que cualquier otro miembro del personal de la misión no es aceptable”.
El experto se preguntó a cuántos más Ortega declarará como non gratos. Sin embargo, advierte que esta medida, como la aplicada al representante de CICR, tendrá graves consecuencias para las víctimas de la represión. “Con tantas necesidades de asistencia humanitaria, expulsado también el Nuncio, que era otro canal de comunicación y protección diplomática, la ausencia de un representante de esta organización deja en mayor indefensión a los 170 presos políticos que sufren en las cárceles falta de atención médica, torturas y toda clase de maltratos”, comparte el experto.
PRÁCTICA HABITUAL DE ORTEGA
Por su parte, el analista político Pedro Fonseca, considera que Ortega está convirtiendo en una “práctica habitual” el retiro de cartas credenciales a países u organismos tal y como lo hace Cuba, Venezuela o Rusia, por el simple hecho de “tener una mínima diferencia o algún comentario que resulte ‘ofensivo’ al país anfitrión”.
La expulsión de diplomáticos, dice, es un “pésimo precedente” en el marco de las relaciones internacionales porque demuestra una “clara informalidad” y es considerado “un comportamiento ofensivo en contra de países con quienes se tiene relaciones de manera histórica”.
“Adopta esta posición de somos un Gobierno fuerte, somos un país importante, soberano y podemos hacer lo que queremos. Esta es una posición tradicional del Gobierno de Nicaragua de creerse superior a otros Estados”, manifestó Fonseca.
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El analista expone que la expulsión del jefe de misión del CICR es “otro nivel” porque es una representación de carácter humanitaria e imparcial ya que no adopta posiciones políticas. Con esta medida Ortega está “aislando y cerrando” a la comunidad internacional, además manda el mensaje de que "no queremos que nos molesten, no queremos que nos vengan a hablar de presos políticos, no queremos que nos vengan a hablar de derechos humanos, lo cual es lamentable”.
Por su parte Tiziano Breda, analista para Centroamérica de International Crisis Group, coincide en que Ortega se está “auto aislando” y que las expulsiones a diplomáticos no es parte de una estrategia política, sino que es una reacción a las críticas que formulan contra su administración.
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En ese sentido señaló que la representación del CICR es de carácter humanitario, neutral y busca aliviar la situación humanitaria de los países donde están presentes. “De hecho no tiene precedente esta decisión (la expulsión del jefe del CICR) en la región por lo menos en tiempo reciente”, manifestó Breda
Es por eso que apunta que a mediano y largo plazo se verán las consecuencias de la expulsión del jefe de misión del CICR, ya que desincentivará a los países y organismos a tener relaciones con “un Gobierno que, a la primera denuncia, critica o comentario puede interrumpir las relaciones diplomáticas”.
La CICR ha expuesto que la expulsión de su jefe en Managua los tomó por “sorpresa", pero "ratificamos nuestro compromiso de continuar con nuestra labor humanitaria en Nicaragua apegados a nuestros principios de neutralidad, imparcialidad e independencia”.