Las redadas nocturnas que aplica la dictadura provocarán más miedo y migración en Nicaragua

La nueva modalidad de presentarse a firmar ante la autoridad policial o judicial, aunque aparente “suavidad”, en la práctica implica mayor persecución.

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  • mayo 04, 2023
  • 11:38 PM

Las redadas nocturnas masivas seguidas de acusaciones penales irregulares contra toda persona identificada como opositora en Nicaragua, podría convertirse en un nuevo método represivo del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo que provocaría más miedo y exilio entre los nicaragüenses.

Este nuevo método se suma a los encarcelamientos de opositores, cierre de medios de comunicación, asedio, intimidación, prohibición de cualquier tipo de manifestación, incluso las religiosas, y la cancelación de organismos sin fines de lucro.

Al menos 57 personas fueron detenidos la noche del miércoles en diferentes municipios del país y posteriormente fueron acusados de delitos considerados "traición a la patria", detalló este jueves un informe del Monitoreo Azul y Blanco.  

Los acusados fueron liberados posteriormente bajo la condición de presentarse a diario ante las autoridades judiciales o policiales. Para Ivania Álvarez, excarcelada y exiliada, ésta es una nueva medida represiva.

“Es como un asedio bien organizado”, explica, ya que anteriormente lo que hacía la Policía era apostarse frente a la casa de los opositores en señal de vigilancia permanente. Ahora, con la nueva táctica, “sos vos quien asistís donde el represor a firmarle a que te tomen una foto y que des prueba que estás allí y que te estás portando bien”.

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Esta nueva etapa represiva trae consigo una ola de silencio, ya que nadie quiere estar en el radar de los orteguistas.

“Creo que hicieron un mapeo de todo el activismo que todavía resiste desde Nicaragua y que le están diciendo que lo tienen vigilado”, comenta Álvarez para quien esta nueva represión provocará más desplazamiento forzoso de nicaragüenses al aplicar una “muerte civil”. Según la activista, las empresas empleadoras de las personas acusadas difícilmente estarás dispuestas a que uno de sus empleados se ausente todos los días para ir a firmar ante la autoridad judicial o policial.

“La situación de estas personas que fueron detenidas, juzgadas o acusadas el día tres de mayo muestra otro lado de lo cruel que puede ser el régimen”, señala la exiliada política.

INCAPACIDAD DE LA DICTADURA PARA FRENAR LA RESISTENCIA

Dora María Téllez, exguerrillera y una de las 222 personas presas políticas desterradas por Ortega el pasado 9 de febrero, considera que las redadas nocturnas son un reflejo de que la dictadura está en una posición de debilidad extrema porque no ha podido recuperar la legitimidad internacional y controlar la resistencia a lo interno del país.

“Se trata de una confesión de incapacidad del régimen de los Ortega-Murillo de controlar la resistencia del pueblo nicaragüense”, apunta Téllez.

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Por su parte, la Alianza Universitaria Nicaragüenses(AUN), el Centro de Asistencia Legal Interamericano de Derechos Humanos (Calidh) y la Asociación Intercultural de Derechos Humanos (Asidehu), se pronunciaron de manera conjunta rechazando y condenando las redadas del pasado miércoles consideradas una nueva forma de represión para infundir “miedo extremo” entre los ciudadanos.

“Las detenciones, allanamientos, su ejecución nocturna, la presentación de los ahora acusados ante la autoridad judicial de madrugada y de espaldas a la opinión pública representa una escalada del terrorismo de Estado que perpetran Daniel Ortega y Rosario Murillo”, señalan las organizaciones.

UNA CÁRCEL LLAMADA NICARAGUA

Según las voces disidentes, la dictadura quiere convertir a Nicaragua en una “cárcel” para los ciudadanos y que la medida de presentarse a firmar, aunque aparente “suavidad”, en la práctica implica mayor persecución. También se aumenta el riesgo de sufrir agresiones físicas y “supresión de la vida por parte de los militantes progubernamentales ante el fanatismo descontrolado” alentado por los discursos de odio que pronuncia la pareja dictatorial.

"En esta fase del terrorismo de Estado, las autoridades buscan que el territorio se convierta en una cárcel para los nicaragüenses", denuncian las organizaciones.

La feminista y socióloga María Teresa Blandón dice que las personas detenidas, acusadas y posteriormente liberadas son rehenes de la dictadura.

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“No han cambiado un ápice. La estrategia es reprimir, lo que ha cambiado es la forma que adopta esa represión y en eso han demostrado una capacidad ilimitada de tácticas que se convierten en una escuela para todos los gobiernos autoritarios en la región”, concluye Blandón.  

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