Un obispo contra la peor dictadura, monseñor Álvarez podría ser el 'Cisne Negro' que Ortega y Murillo quieren evitar
Expertos creen que Ortega "pasa apuros" por tener al religioso en la cárcel. Óscar René Vargas advierte que monseñor Álvarez "cuidado es el origen de la implosión", el Cisne Negro


- julio 07, 2023
- 06:08 AM
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El 22 de junio, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva lo dijo con todas sus letras: el encarcelamiento de monseñor Rolando Álvarez ordenado por Daniel Ortega fue un error. El dictador lo sabe hoy “y pasa apuros, no sabe como salir de él”, coinciden analistas políticos.
El fracaso de las negociaciones con las que Ortega buscaba montar en un avión a monseñor Álvarez es un peso sobre él y su esposa, Rosario Murillo. Un grave error de cálculo en la guerra que han emprendido contra la Iglesia católica y que creían iban ganando al expulsar a sacerdotes, conficarlos, secuestrarlos y hasta condenarlos ya sea por delitos comunes o políticos.
Monseñor Rolando Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa, ha dicho que prefiere la celda en una galería de máxima seguridad si no es liberado para quedarse en Nicaragua. “Es una decisión que ha devastado la imagen del régimen, ya de por sÍ dañada”, valora el analista político Eliseo Núñez.
El religioso está condenado a más de 26 años de prisión por delitos considerados traición a la patria que conllevan el despojo de la nacionalidad y de todos sus bienes. En una conferencia de prensa en febrero, tras la expulsión de los 222 presos políticos, Ortega quiso responsabilizar al jerarca católica de la sentencia que se le venía encima al decir que por "soberbio" había rechazado la libertad bajo la figura del destierro.
Entonces, no pudo ocultar su ira porque el acto del religioso fue exaltado como una lección de moral y valentía. Ortega fue preso político y una dictadura como la que él encabeza en Nicaragua, lo liberó en “un canje” por la libertad de otros tras una operación guerrillera en 1974.
ORTEGA Y MURILLO HUMILLADOS Y SILENCIADOS
Esta vez, Ortega y Murillo no esperaban que, tras cinco meses de encierro en El Infiernillo, el religioso volvería a rechazar el ofrecimiento de la expulsión del país. Ninguno se ha referido al tema. En sus medios no hay ni una letra de las más de 24 horas de negociación que tuvo con el Vaticano y el Episcopado nicaragüense.
Analistas coinciden en que el régimen es el más interesado en librarse del lío en el que se ha metido por apresar a un obispo que no acepta una libertad condicionada.
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Funcionarios de El régimen han filtrado que en El Carmen, la residencia de los dictadores “están molestos” y que han prohibido en sus medios y a sus propagandistas decir una sola silaba de lo que pasó. “El Obispo los derrotó, así se sienten”, dice la fuente.
Ni William Grigsby, uno de los propagandistas más destacados del régimen por “su lengua afilada y libertina” lo mencionó en su programa que transmite por radio La Primerísima. Ello, pese a que se jacta de manejar “información privilegiada”.
A Grigsby, que acostumbra a lanzar acusaciones e insultos a los que considera enemigos de Ortega y Murillo, se le miró y oyó sereno esta semana convulsa. Rellenó su programa desempolvando gestas de guerrilleros muertos que lucharon por una Nicaragua sin dictador hace más de 40 años.
"ORTEGA NO PUDO CON EL OBISPO"
Martha Molina es abogada e investigadora. Ha venido registrando los ataques de la dictadura a la Iglesia Católica nicaragüense y los ha denunciado a la comunidad internacional. Molina asegura que Ortega y Murillo odian a monseñor Álvarez “porque él habla con la autoridad y verdad que le proporciona el evangelio y palabra de Dios”.
Destaca la altura del obispo al plantarle cara a los desmanes del dictador para mantenerse en el poder y que han graves violaciones a los derechos humanos. “El obispo ha sido todo el tiempo directo y les ha señalado las arbitrariedades que cometen”, dice la experta a DESPACHO 505.
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Agrega que monseñor Álvarez es en estos momentos un rostro que recorre el mundo como el obispo que se le ha parado a un dictador en defensa de un pueblo que sufre. “Ha demostrado que es insobornable. La dictadura no pudo contra el obispo”, explica.
EL OBISPO, ¿EL CISNE NEGRO?
Oscar René Vargas fue secuestrado por la dictadura de Ortega. Su delito: pronosticar desde su conocimiento que el régimen enfrentará una implosión que lo hará pedazos en cualquier momento. Es la teoría del Cisne Negro, señala ahora desde el exilio. Según este experto el orteguismo experimentará “un evento inesperado, sorpresivo que se originaría producto de las termitas que carcomen su régimen y que cambiaría todo repentinamente, sería su fin”.

“Cuidado el caso del obispo Álvarez es el ´Cisne Negro´”, advierte. “Hablamos de un factor imponderable para la dictadura, que puede acelerar el proceso de implosión al transformarse en una especie combinada de Gandhi-Mandela nicaragüense. La comunidad internacional no puede cerrar los ojos ante ese hecho, tampoco el Vaticano”, explica.
Recordó que el régimen camina hacia una deslegitimación interna producto de la presión internacional, como ocurrió en África del Sur con Nelson Mandela. “El obispo Álvarez está generando algo que le ha faltado al liderazgo de la oposición, que es plantarle cara al régimen a costa de un sacrificio, sin medir las consecuencias personales en la lucha por la democracia. Eso puede generar el proceso de implosión”, señaló.
Para los expertos es clave recordar que el régimen Ortega-Murillo ha entrado a una fase de miedo y desconfianza que incluye a los mismos cuadros que apoyaron las acciones represivas, muchas de ellas criminales. Para citar casos: las purgas y remociones en la Policía, su principal brazo represor.
Esta semana incluso, reformó la Constitución para asegurarse una lealtad de sus altos mandos todavía más ciega y castigar con severidad la deserción, lo que también causa desconcierto en sus bases, que ahora saben que la dictadura se blinda contra su mismo brazo armado por aquello del "Cisne Negro".