Ortega cumple hoy 17 años en el poder en Nicaragua con la apuesta por establecer una dinastía
El 10 de enero del 2007, Daniel Ortega asumió el poder frente a unos dos mil invitados internacionales y al menos 16 jefes de Estado y Gobierno, 17 años después está aislado y solo cuenta con el apoyo de regímenes totalitarios


- enero 10, 2024
- 02:24 AM
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Daniel Ortega cumple 17 años consecutivos en el poder en Nicaragua este 10 de enero de 2024. Es el dictador contemporáneo de la región con más años al mando de un país, superando a Nicolás Maduro (2013), en Venezuela, y a Miguel Díaz Canel (2009), en Cuba.
Ortega, de 78 años y entronizado desde 1979 como líder absoluto del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), alcanza el récord de mayor tiempo en el poder tras un oscuro lustro marcado por el acelerado desmantelamiento de la democracia, el deterioro de los derechos y libertades fundamentales y, lo que es peor, un historial de acusaciones de crímenes de lesa humanidad de los que sería el principal responsable junto a su mujer y vicepresidenta, Rosario Murillo, quien ya figura en la lista de funcionarios sobre los que pesan sanciones internacionales.
En este último periodo, el veterano líder sandinista ha afianzado su autoritarismo y encamina al país al establecimiento de un partido único. Entre el extenso listado de maniobras encaminadas a mantener el control del país, Ortega ha arrasado con la división de poderes, ha exterminado a los partidos opositores y ha reforzado el estado policial.
Entre los hechos recientes más graves está el recrudecimiento del asedio y persecución a la Iglesia católica, la cancelación de más de 3,500 organismos sin fines de lucro y la legalización del destierro y el despojo de nacionalidad bajo la figura de traición a la patria que aplica a opositores.
DEL MODELO NORCOREANO Y UNA DICTADURA DE CORTE SULTÁNICA
“Estamos frente a una situación que ha sobrepasado a Cuba, Venezuela y se está moviendo hacia un modelo norcoreano”, plantea Juan Sebastián Chamorro, quien aspiró a ser candidato a la Presidencia en las elecciones del 2021 y terminó encarcelado. En febrero del 2023, Chamorro fue desterrado a Estados Unidos en un grupo de 222 presos políticos que luego fueron declarados apátridas por la Justicia Orteguista.
Chamorro cree que el papel que debe jugar la oposición en estos momentos es de resistencia, pues considera que el trabajo de denuncia es clave para presionar al régimen de Managua y “darle donde más le duela”.
Para el catedrático costarricense Carlos Murillo, Ortega ha aprovechado los 17 años que lleva en el poder para consolidar una dictadura de corte “sultánico” y por ello ha apartado del camino a cualquier grupo que lo desafíe.
“Día a día irá consolidando cada vez más el estilo dictatorial sultánico que caracteriza a la pareja presidencial, eso no va a cambiar, por lo menos, en el corto plazo”, analiza Murillo.
Este catedrático toma distancia de quienes opinan que el modelo dictatorial de los Ortega Murillo en Nicaragua es una copia de Cuba, Corea o China. Insiste en que se trata de un “modelo sultánico tropicalizado”.
Según Murillo, a Ortega y Murillo no les interesa ni siquiera que exista el partido sandinista, pues están construyendo y defendiendo su modelo dictatorial.
ORTEGA LLEGÓ AL PODER EN TIEMPOS DE DEMOCRACIA
Daniel Ortega, eterno candidato presidencial del FSLN, llegó nuevamente al poder el 10 de enero del 2007, luego tres derrotas electorales consecutivas, primero contra doña Violeta Barrios de Chamorro, luego contra Arnoldo Alemán y, finalmente, contra el fallecido expresidente Enrique Bolaños.
Ese 10 de enero del 2007 a Ortega le colocaron la banda presidencial en una ceremonia a la que asistieron dos mil personalidades de diferentes países y al menos 16 jefes de Estado y Gobierno. El acto comenzó con al menos una hora de retraso ya que se estaba esperando la llegada del también fallecido Hugo Chávez, quien ese día también había tomado posesión como presidente en Venezuela, por un periodo de seis años.
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Quince años más tarde, el 10 de enero del 2022 Ortega nuevamente fue juramentado como presidente de Nicaragua: su cuarto mandato consecutivo. Lo consiguió por medio de unas cuestionadas elecciones que la comunidad internacional calificó de antidemocráticas, ilegítimas y sin credibilidad.
Las consecuencias de la usurpación del poder y la condena internacional quedaron en evidencia en plaza pública. El día de su ascensión el líder sandinista solo contó con la presencia del entonces presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, (actualmente detenido en Estados Unidos) y de los dictadores de Venezuela y Cuba, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel Bermúdez, respectivamente.
“Daniel Ortega se presentó a las elecciones hace 17 años con una máscara mentirosa de prometer y prometer, se aferró al tema de que con él iba a haber energía eléctrica, abundancia. Se apoyó en su amistad con Hugo Chávez”, recuerda Chamorro desde el exilio forzado.
Ortega también gobernó Nicaragua de 1979 a 1984 como coordinador de la Junta de Gobierno, luego del derrocamiento de la dictadura de los Somoza y, posteriormente, como presidente en el periodo de 1985 a abril de 1990 cuando entregó al poder a Violeta Barrios y Chamorro. Después de esa derrota en febrero Ortega juró que iba a gobernar desde abajo.
"En todo el periodo en el que ellos (el FSLN) fueron oposición hicieron todo lo posible por desestabilizar, por debilitar, por generar asonadas, huelgas, golpizas, asesinatos, robos, intimidación a todos los que podían ir en contra de ese proyecto totalitario que siempre lo tuvo en mente", rememora Chamorro.
LA OPOSICIÓN ENTREGÓ EL GANE DE ORTEGA EN EL 2006
Juan Sebastián Chamorro considera que Ortega ganó las elecciones del 2006 por la división de los opositores ya que ganó con el 38 por ciento de los votos a su favor, mientras que entre el Partido Liberal Constitucionalista (PLC) y la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) sumaron un poco más del 55 por ciento.
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Eso fue posible gracias al pacto con el entonces líder liberal Arnoldo Alemán para reducir del 45% a 40% el porcentaje requerido de votos válidos para ser elegido presidente y vicepresidente de la República, estableciendo incluso la posibilidad de asumir la Presidencia con un mínimo del 35% de los votos válidos cuando se supere a los candidatos que obtuvieron el segundo lugar por una diferencia mínima de cinco puntos porcentuales.
“La implementación de este pacto ha generado graves consecuencias en el ejercicio, protección y garantía de los derechos humanos y el debilitamiento del Estado de Derecho”, concluye el informe Nicaragua: Concentración del poder y debilitamiento del Estado de Derecho, elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en octubre del 2021.
Chamorro agrega que los nicaragüenses que vivieron la represión y el exilio en la década de los 80 sabían que Ortega “era un zorro viejo con las mismas mañas: que no se había convertido en un demócrata”.
“Efectivamente sacó las uñas paulatinamente, se había mostrado amigable con la Iglesia al casarse con su esposa Rosario Murillo”, anota. Esa unión la bendijo el entonces cardenal Miguel Obando (Q.E.P. D), pero no fue la única maniobra política que hizo Ortega. También se alió con el gran capital y tuvo estrechó relaciones con la comunidad internacional para facilitarse el camino.
Chamorro recuerda que los roces con la Iglesia surgieron mucho antes de la agresión frontal que dirige tras el estallido social de 2018. Con la comunidad internacional, el choque comenzó tras el “robo” de las elecciones municipales en el 2008, calificadas de fraudulentas.