Alma Guillermoprieto: "Me gustaría conversar con Rosario Murillo y preguntarle ¿qué te pasó?"

"Realmente es un proceso tan demencial que yo no alcanzo a enmarcarlo dentro de criterios políticos", afirmó la periodista mexicana Alma Guillermoprieto, al referirse a la dictadura Ortega-Murillo.

None
default.png
EFE
  • mayo 24, 2025
  • 12:31 PM

La periodista mexicana Alma Guillermoprieto cubrió la revolución sandinista en Nicaragua o la posterior guerra civil en El Salvador, siendo una de las pocas reporteras que narró la masacre de cientos de aldeanos en El Mozote. En aquella época conoció al actual "duunvirato" nicaragüense Daniel Ortega y Rosario Murillo, y cree que hubo "algún proceso de degeneración mental" detrás de su deriva autoritaria.

"Realmente es un proceso tan demencial que yo no alcanzo a enmarcarlo dentro de criterios políticos. Es más bien como los Ceaușescu en Rumanía. Yo pienso que obviamente es gente muy hábil y muy mañosa, pero que también ha sufrido algún proceso de degeneración mental, el duunvirato de Daniel y Rosario, porque lo que hacen no está dentro de la normalidad mental", explica la periodista mexicana en una entrevista telefónica con EFE.

Alma Guillermoprieto (1949) viajó a Guatemala esta semana para participar en el Festival Centroamérica Cuenta, una región en la que inició su carrera periodística, precisamente en Nicaragua, donde quiso ser testigo de aquella revolución sandinista que se había alzado en armas contra la dictadura de Somoza, derrocándolo en 1979.

"Me encontraba, como muchas otras personas, ante la euforia de algo que intuimos que iba a ser una revolución triunfante y no sé hasta la fecha por qué pensamos eso, qué nos convenció (...) y después del golpe tan doloroso que había sido la caída o el golpe justamente en Chile, Nicaragua fue como un vaso de agua para alguien que se estaba muriendo de sed. Y yo quise ir a ver cómo era eso, y ahí empecé como reportera", narra con su voz suave, pausada.

Hasta entonces Guillermoprieto no había tenido ninguna experiencia como reportera, "ni ningún interés tampoco", con su sueño de ser bailarina, "pero tenía un amigo que siempre había insistido" en que debería ser periodista: "Y aprovechando la ocasión, él tenía un medio que se llamaba Latin American Newsletters. Le llamé y le dije, 'Bueno, pues ahora sí' (...) y al día siguiente me recomendó con el Guardian y de ahí ya nunca me bajé de ese tren".

LEA: 92 millones para torturar: El Chipote y Distrito Tres reciben más fondos que hospitales y escuelas rurales

En Nicaragua entrevistó a muchos de los líderes guerrilleros que llevaron al Frente Sandinista al triunfo sobre el dictador Somoza. Recuerda cómo se encontraban en el hotel Intercontinental en Managua, "el único lugar en un determinado momento que tenía electricidad segura, agua corriente".

A Rosario Murillo no la entrevistó, pero sí hablaba con ella para coordinar las entrevistas con su pareja, Daniel Ortega.

- ¿Y cómo la recuerda?

"Pues una mujer... era muy bonita y era ¿cómo diré? Era muy dura. Y era... como que sospechaba lo peor de todo el mundo, era la impresión que me daba", rememora la periodista.

Y no se explica cómo aquella revolución utópica pudo transformarse con los años en un régimen autoritario en el que ese "duunvirato" de Ortega y Murillo, ahora copresidentes de Nicaragua, empujaron al exilio a tantos compañeros de lucha como el premio Cervantes Sergio Ramírez, presidente del festival Centroamérica Cuenta, o arrestó, expulsó y desnacionalizó a tantos miembros de la oposición o a periodistas incómodos.

"Es muy extraño. A mí me gustaría mucho tener una conversación con Rosario y preguntarle '¿qué te pasó?'", afirma Guillermoprieto.

Y asegura que "por supuesto" le ha pedido "esa entrevista, esa conversación, pero pues obviamente que no".

"Pero me encantaría. Me encantaría preguntarle cómo has vivido todos estos años, porque tiene que haber vivido de una manera muy negra para tener estas paranoias tan curiosas", dice la periodista.

 El Salvador, la masacre y Bukele

Guillermoprieto pasó cuatro años en Centroamérica como reportera, "largo, largo tiempo", entre Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, un poco de Panamá, hasta que la contrató el diario Washington Post y se trasladó a la capital estadounidense.

En El Salvador cubrió la guerra civil durante la década de 1980, incluida la masacre de El Mozote ocurrida en diciembre de 1981, donde militares asesinaron a cerca de 1.000 campesinos. De difícil acceso, Guillermoprieto fue la segunda reportera en llegar al lugar de la matanza, tras su colega del New York Times Ray Bonner.

Evita rememorar aquella cobertura: "Yo no hablo mucho de eso, pero están mis artículos y los de mi colega Ray Bonner".

Guillermoprieto escribió entonces: "La primera impresión, sobrecogedora, fue el olor dulzón y nauseabundo de los cuerpos en descomposición. Estábamos en Mozote".

LEA: Oenegé denuncia detención arbitraria de opositor crítico a la dictadura Ortega-Murillo

Los artículos de Bonner y Guillermoprieto desencadenaron la furiosa reacción de la Administración estadounidense de Ronald Reagan, que apoyaba al Ejército salvadoreño, negando lo ocurrido.

Otto Reich, un "exiliado de Cuba o autoexiliado" del Departamento de Estado estadounidense, escribía cartas al Washington Post diciendo que la "tendrían que despedir".

"Fue una época desagradable", rememora.

Y ahora, tras la guerra civil y la violencia de las pandillas, llega una nueva etapa para El Salvador con el presidente, Nayib Bukele, con "una manera de gobernar (que) es obviamente autoritaria y la famosa cárcel es una escenificación de la violación de los derechos humanos prepotente y salvaje".

"Pero es una teatralización a propósito de Bukele para conseguir el fin que consigue, que es aterrorizar", asegura, lamentando que bajo el régimen salvadoreño "primero se arresta y arresta y luego se arresta, no hay ningún procedimiento legal que permita que los presos tengan derecho a una defensa".

En la vecina Guatemala, que parecía la nota positiva de la región tras la llegada del presidente Bernardo Arévalo de León, los ataques de la fiscal general Consuelo Porras a periodistas, entre otros, siguen enturbiando la situación.

"A mí siempre me llama la atención el miedo que le puede provocar un triste reportero a una persona con todo el poder del mundo. No entiendo. No entiendo a Bukele en ese sentido, no entiendo a Consuelo Porras por su ataque constante a un reportero, un periodista, un hombre de bien como es José Rubén Zamora. ¿Por qué le tiene tanto miedo? Esa es la gran pregunta", dice.

Moncho Torres

Ayúdanos a romper la censura, necesitamos tu apoyo para seguir informando

Donar