Crímenes contra indígenas "cuadriplican" a los del 2018, denuncian líderes mayangnas y miskitos
Líderes indígenas se lamentan por la falta de empatía de opositores nicaragüenses y de la comunidad internacional


- marzo 15, 2023
- 11:16 PM
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Los indígenas del Caribe nicaragüense ya no saben qué hacer o ante quién acudir para detener la violencia por parte de los colonos, con la complicidad del régimen Ortega-Murillo, los cuales se apropian de las tierras indígenas mediante asesinatos y el terror y así explotar los recursos naturales de la región.
El recuento del último hecho de violencia, ocurrido este sábado 11 de marzo, indica que la comunidad mayangna Wilu ya no existe. Ese día, colonos quemaron toda la comunidad: 18 viviendas, la casa pastoral, la iglesia morava y la escuela de la comunidad. No quedó nada en pie.
Además, aseveró un líder mayangna bajo anonimato, se confirmó la muerte de cinco indígenas asesinados por los colonos y dos heridos que ya están fuera de peligro.
La mayoría de los habitantes tuvieron que viajar a pie por casi seis horas y refugiarse en Musawas, la capital del territorio mayangna Sauni As. El problema es que Musawas ya da refugio a otras dos comunidades que tuvieron que desplazarse, entre ellas Sabakitan, igualmente ante el asedio de los colonos.
En el territorio mayangna Sauni As son cinco las comunidades constantemente agredidas por los colonos: Musawas (la capital), Sabakitan, Alal, Betlehem y la recién desaparecida Wilu.
Musawas ya no da abasto para socorrer a todos los indígenas desplazados por el terror que infunden los agresores, dice líderes comunitarios.
TERROR Y CRISIS HUMANITARIAS
Además, por el temor, los indígenas no están yendo a sus parcelas, en las montañas, donde tienen sus cosechas, de tal forma, que la situación es grave en Sauni As, donde hay hambre. Los indígenas hablan de "crisis humanitaria" y "emergencia" para referirse a la violencia y al hambre que hay en la zona.
En Wilu, la última comunidad desaparecida, todavía hay algunos pobladores que se resisten a dejar el lugar. La alcaldía de Bonanza les ha enviado colchonetas y otro tipo de ayuda, porque no tienen nada, recalcó a DESPACHO 505 un líder miskito que se identifica como Wari y que le da acompañamiento a los mayangnas.

Las invasiones de los colonos en tierras indígenas tiene años de estar ocurriendo, pero se intensificaron desde el año 2014.
Los indígenas del Caribe, miskitos y mayangnas, tienen identificado lo que está pasando. El régimen Ortega-Murillo, sus políticos afines y las alcaldías están detrás de todo, afirman a DESPACHO 505 dos líderes indígenas bajo anonimato.
Según ellos, para desplazar a los indígenas de sus tierras, los colonos asesinan, destruyen sus comunidades y siembran el terror entre ellos. Y lo hacen bajo la complicidad de las autoridades del régimen.
"El Estado tiene una política de colonización en nombre del desarrollo económico del país. Para el Estado, los colonos generan más ingresos y aportan al Producto Interno Bruto (PIB), con sus ranchos ganaderos, con minería artesanal ilegal, que los pueblos indígenas", menciona uno de los líderes indígenas, también defensor de derechos humanos.
CRÍMENES SUPERAN A LOS DEL 2018
La última masacre, antes de la de Wilu, ocurrió en agosto de 2021, cuando colonos invasores asesinaron a 13 indígenas en el cerro Kiwakumbaih, del territorio mayangna Sauni As. En el lugar fueron violadas y asesinadas dos mujeres indígenas, y un niño de 6 años también fue asesinado.
Tras esa masacre, la Policía encarceló a tres indígenas, pero no presentó como acusado a ningún colono, se quejan los indígenas.
Para que los nicaragüenses del Pacífico puedan entender lo que ocurre, los líderes indígenas comparan lo que están sufriendo, a manos del régimen y de los colonos, a lo que ocurrió en el 2018, cuando la dictadura mató, a través de paramilitares con armas de guerra, a más de 300 nicaragüenses que protestaron cívicamente contra unas lesivas reformas a la seguridad social.
"Lo que están sufriendo los indígenas del Caribe nicaragüense es cuatro veces peor que lo que ocurrió en 2018", afirman.
Esa afirmación la sustentan porque afirman que los asesinatos empezaron en 2014 y continúan hasta hoy, mientras que en el Pacífico se detuvieron. Hay otras represiones, pero muertes ya no.
Los indígenas lamentan la "falta de empatía" que tienen para con los problemas de los indígenas tanto los opositores del Pacífico de Nicaragua como la comunidad internacional.
Explican que ellos apoyan a los opositores por lo sufrido en 2018, pero no ven la misma empatía de ellos hacia los indígenas cuando ocurren las invasiones de colonos.
Igualmente hablan de la comunidad internacional, a la cual piden que les den prioridad a los indígenas del Caribe nicaragüense.
NO ES UNA GUERRA, ES UNA MATANZA
Los líderes indígenas aclararon que lo que existe en el Caribe no es una guerra entre colonos e indígenas, sino que se trata de una matanza contra los indígenas, pues los colonos cuentan con armas de guerra y la protección del Estado, mientras que los indígenas solo cuentan con sus machetes.
En este momento, especialmente tras la masacre en Wilu, hay más indígenas queriendo salir de sus comunidades por las amenazas de los colonos, a quienes califican al nivel de los más tenebrosos carteles de las drogas. "Son violentos, asesinos, sanguinarios", explican.
Los indígenas refieren que, cada dos meses, el Ejército pasa por las comunidades indígenas revisando hasta lo más último para verificar que ninguno tenga armas. Les quitan hasta las escopetas para cazar.
En cambio, "no hacen lo mismo con los colonos, a quienes no persiguen hasta adentro de las montañas, donde mantienen armas de guerra y están bien apertrechados".
En la montaña, muy adentro de la comunidad La Esperanza, Río Coco, hay unas tierras que los colonos quitaron a los miskitos y, según los comunitarios, ahí tienen discotecas y trafican con todo, incluso armas y drogas. Hasta ahí no llegan ni el ejército ni la policía, denuncia uno de los líderes indígenas.
En el río Coco, de Waspam para adentro, hay cuatro puestos militares revisando minuciosamente cada panga de los indígenas para cerciorarse de que no llevan armas.
El problema continúa y los indígenas no saben qué más hacer. Solo quieren que la violencia contra ellos se detenga.
"Si esto sigue así, en 10 años vamos a desaparecer", sentencia uno de los líderes indígenas.