Murillo descarga amenazas contra opositores: "Heraldos de la muerte, los señores de la guerra", les llama
El Consejo de Comunicación y Ciudadanía (CCC) que dirige Rosario Murillo, responsabiliza a empresarios, líderes religiosos y organizaciones por la crisis sociopolítica en Nicaragua, pero omite informes de organismos internacionales que señalan que quienes ejecutaron y masacraron al pueblo fueron parapolicías y paramilitares.


- febrero 18, 2020
- 11:37 AM
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El Consejo de Comunicación que dirige Rosario Murillo responsabiliza a empresarios, religiosos y organizaciones civiles de actos criminales, que organismos internacionales atribuyen a parapolicías y paramilitares leales al régimen.
Entre versos de Rubén Darío y consignas triunfalistas, con invocaciones de amor y paz y con sobrada carga de desprecio, algo ya característico en los discursos de Rosario Murillo, la dictadura retomó los ataques contra opositores, acusándolos de actos criminales y repitiéndoles la advertencia de que nada ha sido olvidado. Esta vez les llamó "heraldos de la muerte", "señores de la guerra", "macabros", "demonios".
En el documento que consta de seis puntos, la dictadura responsabiliza a empresarios, líderes religiosos y organizaciones civiles de quemar, violar, asesinar y hasta de cometer crímenes de lesa humanidad, a pesar que organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, concluyeran que las 328 muertes ocurridas a partir de abril de 2018, están relacionadas al actuar conjunto de grupos irregulares armados y de la Policía Orteguista contra la población civil.
“Nadie puede olvidar quiénes atacaron, quemaron, violaron, asesinaron, trancaron. Nadie puede olvidar las sacrílegas bendiciones, a tantos crímenes de lesa humanidad”, dice el documento firmado por el Consejo de Comunicación que dirige Rosario Murillo y difundido en medios oficialistas.
NEGOCIOS CERRARON POR ACTOS DE CORRUPCIÓN
A los empresarios les recrimina por el desempleo que padece el país y sostiene que algunos de los negocios que reportan cierre a raíz de la crisis en realidad ya estaban fracasados por la mala administración y actos de corrupción visible e invisible.
“Nadie puede olvidar, quiénes despidieron a más de 160,000 trabajadores de sus empresas privadas; quiénes aprovecharon para cerrar negocios, fracasados desde antes, por malas prácticas y corrupción visible e invisible”, señala el escrito.
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Rosario Murillo acusa a la empresa privada y a las organizaciones sociales y civiles de saquear, incendiar, vilipendiar, calumniar y difamar durante la crisis sociopolítica, con el fin de vaciar las arcas nacionales.
“Nadie puede olvidar los tropeles y tropelías que en nombre de una concepción acomodaticia y descompuesta de la ´democracia´, una versión propia, saqueadora y egoísta, luego de haber incendiado, vilipendiado, calumniado y difamado, acusaban cínicamente, argumentando que el País se derrumbaba y todo estaba fallido, para volar con capitales a lo que ellos creían paraísos, vaciando de riqueza, mucha mal habida, las arcas nacionales”, expresa el documento.
DE ULTIMATUMS, CIRCO ROMANO Y FIERAS INCLUIDAS
En su afán de omitir su responsabilidad en los hechos sangrientos acaecidos en Nicaragua a partir del 18 de abril de 2018, el régimen señala a los líderes de la Iglesia Católica y de la sociedad civil de pretender imponer ultimatums, esto como refuerzo de la teoría del fallido golpe de Estado del que Ortega se declara víctima, pero que también ha sido rechazo por diversos actores claves, entre ellos los parlamentarios europeos que visitaron Nicaragua en enero de 2019.
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Durante la inauguración de la primera mesa de diálogo el pasado 16 de mayo del 2018, líderes estudiantiles y del Movimiento Campesino exigieron la renuncia de Ortega, por los crímenes cometidos durante las protestas. Incluso, Ortega pidió a los obispos de la Iglesia Católica que fueran testigos de ese proceso, del que luego se retiró.
“Nunca olvidaremos a quienes con sangre en las manos y fuegos y furias diabólicas en las miradas, disponían y dictaminaban, juzgaban y sentenciaban, con manos eminentes, aderezados ultimátums, en ejercicios y espectáculos de circo romano, fieras incluidas, y poco de sentimiento o sentido nacional, nacionalista, honesto, caritativo, o razonable”, cita el comunicado emitido por el Consejo de Comunicación de la dictadura.
NO OLVIDAREMOS GOLPE DE COLORES
Murillo reiteró que no olvidan y ni olvidarán a los artífices "del golpe de colores", en alusión a la revolución naranja en Ucrania, que tras las protestas de miles de ciudadanos obligaron la renuncia del presidente de ese país.
“No olvidamos, ni olvidaremos, a los artífices de un Golpe de Colores, apátrida, con coreografías importadas y escenografías, teatralidades, guiones y eslabones muy USAdos, nada originales, pero sí perversos, demoníacos”, afirma el documento.
“No olvidamos, ni olvidaremos, los rostros, los gestos, desfigurados por sus propios demonios, o los exorcismos, que no lograban ocultar satanismo y malignidad propias. No olvidamos, ni olvidaremos, tanta maldad, porque no debemos olvidar las maquinaciones irracionales, demoníacas, infernales, de los macabros, hoy deslucidos y desinflados, por su propia irracionalidad”, indica.
En el escrito, Murillo nuevamente recurrió a descalificativos para referirse a los opositores: “Los heraldos de la muerte, los señores de la guerra; los delincuentes; los terroristas; los criminales; los ladrones; los macabros; los demonios; que no pudieron, ni podrán”, se lee textualmente.