Relatos | La médica que dejó de abrazar a sus hijas para no contagiarlas de coronavirus
El personal de salud lucha contra la pandemia y el régimen. Una mujer cuenta cómo es afrontar al coronavirus en un hospital del segundo país más pobre de América Latina.


- mayo 13, 2020
- 11:19 AM
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El personal de salud lucha contra la pandemia y el régimen. Una mujer cuenta cómo es afrontar al coronavirus en un hospital del segundo país más pobre de América Latina.
Relatos de una pandemia es una serie de historias que documentan el drama que vive el personal médico de Nicaragua en los hospitales públicos y privados del país.
A comienzos de mayo, la doctora López regresó a su hogar y se percató de que abrazar a sus hijas — como solía hacerlo cada vez que llegaba, al término de su jornada laboral en un hospital del Norte de Nicaragua — se había convertido en un práctica riesgosa.
Desde que en su zona se registró el primer caso de coronavirus la rutina ha cambiado. Guarda distancia en el comedor en el que se sienta con sus pequeñas y toma medidas extremas para asegurarse de no llevar el virus a su casa.
Su vida ahora parece estar llena de riesgos, no solo en su hogar, sino por el interés que tiene de obtener información sobre los pacientes con Covid-19, que se diagnostican en el hospital donde labora.
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Al no pertenecer al grupo de especialistas que atienden la pandemia de Covid-19, automáticamente ha quedado fuera del equipo de médicos autorizados a obtener datos sobre el número de pacientes afectados por el virus, y demás información relevante.
“Tenemos miedo, nadie confía en nadie, las paredes tienen ojos y oídos, nadie se atreve a preguntar porque todo es secreto, tenemos que lidiar con la presión de la pandemia, nuestro compromiso con los pacientes, la falta de equipo de protección y la presión de perder nuestros trabajos”, dice abrumada López, quien ha pedido omitir su verdadero nombre, por temor a ser despedida.
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Según el Observatorio Ciudadano Covid -19, en Nicaragua se registran casi 1,100 casos de Covid-19, de los cuales 122, pertenecen al personal médico.
Los datos de esta organización independiente distan del reciente informe brindado por el Minsa, el 12 de mayo, en el que se afirma que Nicaragua tiene 25 casos confirmados, y enfatizan que las personas afectadas ya presentaban patologías crónicas, entre ellas enfermedades pulmonares.
En el mismo escueto informe expresan que en la última semana han fallecido tres personas más por Covid-19, sumando un total de 8 muertes.
La información oficial contrasta con la realidad a la que ha estado expuesta la doctora López en el hospital donde labora. Ahí a diario, a las cinco de la mañana, se realizan viajes hacia el Centro Nacional de Diagnóstico y Referencia, CNDR del Minsa en Managua, con las muestras de los pacientes sospechosos.
Recipientes en los que la doctora López almacena agua. Estas son las mascarillas que les han distribuido en el hospital donde trabaja.
“Jamás imaginé trabajar bajo estas condiciones”, se queja López. Denuncia que el Ministerio de Salud solo les ha brindado una mascarilla con filtro por persona, además de jabón líquido y alcohol en la sala de quirófano, pero cree que no es suficiente, por lo que se han visto obligados a adquirir por sus propios medios materiales de primera necesidad para su área, como mascarillas quirúrgicas, lentes de protección y caretas.
“Quienes trabajamos en el quirófano estamos expuestos a todo tipo de pacientes y a estas alturas cualquier paciente que ingrese a nuestra área lo consideramos sospechoso”, valora.
Este miedo ha motivado a algunos de sus colegas a presentar la renuncia. “Conozco a colegas que han preferido renunciar antes de arriesgar sus vidas, porque estamos conscientes de que no contamos con los equipos necesarios y el personal médico ha empezado a contraer el virus”, lamenta López.
Según su testimonio, existen centros de atención médica donde se presentan situaciones preocupantes, como en el hospital San Juan de Dios en Estelí, donde se reporta desabastecimiento de agua, a ciertas horas del día.
“¿Cómo crees que un hospital puede funcionar sin agua, los médicos han empezado a acumular agua en pichingas? ¿En qué parte del mundo has visto que los médicos, además de atender a pacientes, deben estar pendientes de almacenar agua para garantizar la salubridad de sus áreas de trabajo”, dice indignada López.
Dice que el proceso de desinfección en zona de trabajo, básicamente, consiste en el cambio de ropa y el lavado de manos.
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Mientras eso ocurre en el hospital, en su casa también ha ideado un protocolo: ahora cada vez que llega pasa directo al baño a quitarse la ropa y los zapatos, luego los pone en un recipiente con detergente y procede a ducharse.
Sus hijas aun no terminan de entender porqué ahora no pueden acercarse a ella como antes. Incluso la más pequeña le ha preguntado si la ha dejado de querer.
“A su edad no pueden comprender que por ahora no abrazarlas es el acto más grande de amor que puedo hacer por ellas, me aterra la idea de contagiarlas, jamás me lo perdonaría”, cuenta.
Su miedo ha llegado a tal punto que está considerando mudarse a un sitio donde no tenga contacto con nadie, y pedir a su familia que cuide de sus hijas, mientras los casos de Covid-19 disminuyen en el país.
“Nadie puede imaginar lo que estamos viviendo, solo los que estamos aquí”, concluye López.