Álvarez: Nicaragua carga dos cruces, la crisis sociopolítica y la crisis sanitaria

Monseñor Álvarez afirma que los nicaragüenses se encuentran desprotegidos y con temor por la inseguridad sanitaria ante la Covid-19.

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  • junio 28, 2020
  • 07:22 AM

Monseñor Álvarez afirma que los nicaragüenses se encuentran desprotegidos y con temor por la inseguridad sanitaria ante la Covid-19.

El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez aseguró que Nicaragua vive una “desolación” y un “desierto” producto de las dos crisis: la sociopolítica y jurídica, y la sanitaria provocada por la Covid-19.

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Álvarez indicó que los nicaragüenses “cargan la pesada cruz de la pandemia”, ante la pasividad de las autoridades del Ministerio de Salud, que se niega adoptar medidas que garanticen frenar el virus.

Agregó que los que más sufren son los pobres y los que viven en extrema pobreza, porque no tienen para comprar las medicinas ni acceder al tratamiento debido.

“Muchos nicaragüenses cargan la pesada cruz de la desprotección, de sentirse desprotegidos, muchísimos de ellos sumergidos en la pobreza, otros en la extrema pobreza, enfermos con el virus, sin tener como comprar la medicina, sin accesar al tratamiento debido y correcto, expuestos al virus, contagiados con el virus y sin tener lo básico y elemental para comer”, cuestionó el obispo de Matagalpa.

El Ministerio de Salud y el régimen de Daniel Ortega se han negado a decretar medidas de protección sanitaria, para detener la expansión del virus, incluso, solo reconocen 2.170 casos de Covid-19 en el país y 74 personas fallecidas por esa causa.

MIEDO, PÁNICO Y TERROR

Monseñor Álvarez agregó que Nicaragua vive un profundo silencio producto del miedo, el pánico y el terror que provoca la pandemia, ante la inseguridad sanitaria.

“Realmente Nicaragua vive una desolación, Nicaragua está viviendo un desierto, su propio desierto. Una crisis se ha agregado a otra, y aunque nuestros campos con las lluvias han reverdecido, se experimenta en el corazón un profundo silencio, el miedo, otras veces el pánico y hasta incluso el terror a esta pandemia, a esta desprotección, a esta inseguridad sanitaria”, recalcó.

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Indicó que aunque los campos se vean “desolados y desérticos”, y la cruz sea pesada, los nicaragüenses deben confiar en Dios que nunca abandona a su pueblo al igual que lo hace con sus discípulos.

El obispo de Matagalpa comparó la situación que viven los nicaragüenses con la que a diario se enfrenta los discípulos de la Iglesia, quienes también cargan su propia cruz.

“Los inconvenientes, las desconsideraciones, las adversidades, las contrariedades, las persecuciones las difamaciones, las críticas destructivas, las propias limitaciones humana, las debilidades humana del discípulos, todo ello se vuelve una cruz para el hombre, para la mujer que va luchando y trabajando diariamente”, enfatizó.

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