Queda en libertad el empleador del nicaragüense fallecido por golpe de calor en España
El jefe del nicaragüense Eleazar Blandón fallecido por golpe de calor en España es acusado por delitos contra el derecho de los trabajadores. El lunes quedó en libertad.


- agosto 04, 2020
- 03:55 AM
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El empresario agrícola detenido por la muerte del nicaragüense Eleazar Blandón Herrera por un golpe de calor en un plantío de sandías al sureste de España, logró libertad condicional este lunes. Ana Blandón, hermana de la víctima, se presentó sola al Juzgado de Lorca. La hicieron pasar, le orientaron esperar. Nadie la atendió.
Eleazar falleció poco tiempo después de ser abandonado inconsciente en la entrada de un centro de salud del municipio de Lorca, en la Comunidad de Murcia, a unas dos horas de viaje desde la finca a donde había llegado a trabajar hacía dos meses, atraído porque estaban aceptando obreros sin papeles.
El empleador de Eleazar fue detenido el domingo, acusado por delitos contra el derecho de los trabajadores. Veinticuatro horas después quedó en libertad. La hermana de Eleazar cree que eso lo consiguió el abogado del hombre del que solo ha trascendido que es de nacionalidad ecuatoriana, mientras ella estaba sentada en la sala de espera del Juzgado.
“El hombre entró, pero a mí no me llamaron para entrar (ante el juez), él saludaba a toda la gente, osea, conocía a toda es gente de ahí, a mi ni me voltearon a ver ni nada. Salí destrozada. No he visto el cuerpo de mi hermano, no me han dado ninguna información”, se queja Ana, la única familiar de Eleazar en España.
Ana se enteró que el jefe de Eleazar había quedado en libertad hasta que es estuvo de regreso en Almería, donde reside. En el juzgado, cuenta Ana que el abogado se le acercó para decirle que alegarían que su representado “entregó con vida (a Eleazar) en el hospital”.
“Yo no le dije nada, yo me fui sin abogado, porque no tenía”, agrega angustiada porque 72 horas después de la muerte de su hermano no sabe cómo resolverá la situación del manejo del cadáver.
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“Mi mamá está que no puede ni hablar, yo ayer no tenía ni fuerzas”, dice al justificar la confusión en su cabeza por los trámites que deberá realizar: reclamar el cuerpo de su hermano, tramitar el resguardo para una eventual repatriación, reclamar las pocas cosas que Eleazar tenía en la finca donde trabajaba, y dar seguimiento al proceso legal.
“Del pago no sé, muchas cosas no sé, me enteré de cómo ocurrió (falleció) fue por la casera”, se excusa.
ELEAZAR: “EN EL CAMPO TODOS LLORAN COMO NIÑOS CHIQUITOS”

La noche antes de morir Eleazar Blandón, de 42 años, lavó un botellón vacío de aceite de oliva para llevar suficiente agua al campo.
A su hermana le había contado que las jornadas bajo sol era extenuantes y peor era el trato que recibía de quienes supervisaban la marcha del corte de sandías, brocoli y cebollas, en la finca situada en el poblado El Esparragal, en Puerto Lumbreras, en los límites de Lorca, Murcia.
Una vez le llamó llorando, le manifestó que “ya no aguantaba”. Emocionalmente estaba muy afectado porque sufría maltrato y no le daban ni agua para soportar las temperaturas que superan los 40 grados en esta época de verano en toda la región de Murcia.
“Le decían burro, no servís para nada, sos muy lento”. Así recuerda Ana la conversación cuando llorando su hermano le reveló lo que estaba sufriendo.
-Ana yo trato de dar lo mejor, pero es que no puedo dar más.
-Yo lo sé hermano, le decía…
- Vieras las historias que escuchás aquí, esto es horrible. ¡Son horribles las cosas que uno escucha!. Fijate que donde vivimos la mayoría somos hombres y no hay uno que no haya llorado como un niño chiquito contando lo que pasa en el campo.
Son muchas humillaciones. Yo ya no aguanto, me quiero regresar a Nicaragua.
A veces vengo cansado y solo me tiro a la cama porque no puedo dar un paso más, ya ni hambre siento. Ni agua nos dan. Con una botella no ajusto y yo ya no tengo dinero para comprar.
Ana en estos días repasa todas las cosas que vivió junto a Eleazar desde que llegó a España el 21 de octubre de 2019. Desde el primer día buscó trabajo. Quería reunir dinero para cubrir las necesidades de los cinco hijos que le esperaban en Nicaragua y ahorrar para regresar a poner un carrito de comida rápida.
En España la muerte del jornalero nicaragüense ha puesto en el foco el tema de la explotación laboral que sufren miles de inmigrantes en el campo. Un trabajo duro, que implica pasar muchas horas agachado, sin agua, malos tratos y recibiendo paga por producción, usualmente por debajo del sueldo mínimo establecido. Eleazar llegó a cobrar 600 euros al mes cuando trabajaba en Almería en un camión repartidor de agua purificada.
SINDICATO SEÑALA FALTA DE CONTROL A EMPRESAS
La Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO) pronunció que el caso del nicaragüense Eleazar Blandón revela el incumplimiento de la normativa laboral y los planes de prevención de riesgos en el trabajo así como la falta de control a las empresas.
"Venimos denunciando públicamente y ante la Inspección de Trabajo del ministerio del ramo los incumplimientos de las empresas, que no facilitan agua fresca para beber a su personal ni comedores donde puedan protegerse de las inclemencias climáticas y que incluso incumplen la jornada intensiva, con el agravante de estar advertidas de las altas temperaturas que se darían en estos días", expresa el sindicato.
CCOO señala que las altas temperaturas del verano son “un peligro bien conocido para la salud, cuya gravedad oscila desde el malestar y la fatiga hasta el temido golpe de calor con este fatal desenlace que ha supuesto la vida de la persona afectada".
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Glenda García de la Asociación Nicaragüita que brinda asesoría a connacionales en España, informó que se han acercado a la familia de la víctima para brindarle a Ana Blandón el acompañamiento jurídico que necesita. Explicó que están a la espera de un poder de la familia Blandón para iniciar un juicio penal que estaría dirigido no solo contra el ecuatoriano que contrató a Eleazar, sino contra el dueño de la finca, ya que ha quedado en evidencia no cumplen la normativa para realizar la labor agrícola.
“El derecho laboral recoge que el empleador es el señor ecuatoriano, pero la responsabilidad recae sobre el dueño de la finca”, adelantó García.
Agregó que por lo que ha conocido la Asociación, el trabajador nicaragüense no se encontraba en condición irregular en España, porque poseía un resguardo del Ministerio del Interior como solicitante de asilo político. Por el contrario, “el que actuó de manera irregular fue el empleador”, señaló.