Ortega lanza campaña electoral para su cuarto mandato consecutivo acusando de "terrorista" a la Iglesia Católica y a EE.UU.

El dictador Daniel Ortega, usando un explosivo discurso en el que tildó de terroristas a los obispos de la Iglesia Católica de Nicaragua y a Estados Unidos, que también acusó de haber boicoteado las elecciones de 1984, lanzó oficialmente su candidatura a la Presidencia y su campaña electoral este lunes, 4 de octubre, para buscar su cuarto período presidencial consecutivo acompañado de su esposa, la actual primera dama, vicepresidenta y vocera gubernamental Rosario Murillo que busca su segundo periodo como número dos del régimen de Nicaragua.

Ortega inició su discurso lanzando alabanzas al régimen comunista de Cuba, por la fabricación de las vacunas contra el coronavirus y despotricando contra los países desarrollados los que, según dijo, “están en guerra” por hacer prevalecer sus fórmulas anticovid-19 como países del “capitalismo salvaje”, por intereses comerciales, en detrimento de los antídotos que se producen en China, Rusia y Cuba.

"Cuba logra, de forma milagrosa, estar a la par de los países desarrollados que la sancionan, que la bloquean, que la agreden y produce vacunas que se fabrican en esos países dearrollados, con la diferencia que allá, hay una total competencia de libre mercado, de capitalismo salvaje, el sálvese quién pueda y tienen una guerra contra las vacunas que se fabrican en países donde se actúa con espíritu solidario y buscan como colocar en el mercado sus vacunas exlusivamente", acusó Ortega.

Y subiendo el tono de sus acusaciones señaló que los países desarrollados tratan de descalificar las vacunas de Rusia y China, "simplemente porque no están siendo fabricadas en los países donde está en toda su maldad el capitalismo salvaje, haciendo negocios a costa de la vida de los habitantes de la tierra".

Esta vez, el presidente de Nicaragua no agradeció la donación de aproximadamente dos millones de dosis contra el Covid-19 que han sido enviadas por la comunidad internacional, principalmente por España a través del mecanismo Covax.

El dictador compareció en cadena nacional de televisión en un salón solitario, donde esta vez no estaba presente ninguno de sus funcionarios "aplaudidores". Solo con su esposa y vicepresidenta Murillo se dirigió a sus seguidores, sin decir claramente cuál fue el motivo de su dicurso ni mencionar en ningún momento que se tratara del inicio oficial de su camapaña electoral.

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Palabras adelante, Ortega retomó su discurso de ultraizquierda ensalzando al fallecido dictador venezolano Hugo Chávez y al heredero de ese régimen Nicolás Maduro a los que defendió mostrándolos como supuestas víctimas del "imperialismo norteamericano".

El candidato presidencial del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), como es su costumbre, contar su propia versión de los hechos históricos de Nicaragua, trajo a colación el fallo de la Corte Internacional de Justicia de la Haya de los años 80 y pidió al Gobierno de Estados Unidos que reconozca esa sentencia.

"Yo le decía al presidente (Barack) Obama en la Cumbre de las Américas, que tienen que reconocer el fallo de la Corte (Internacional de Justicia de la Haya), y ahora le digo a (Joe) Biden, que reconozcan el fallo de la Corte y que indemnicen a Nicaragua. Les digo que es hora de terminar con el boqueo contra Cuba y que abandonen las agresiones contra Venezuela", dijo Ortega en su primer discurso oficial de campaña electoral.

En una alocición cargada de acusaciones contra la oposición y contra la Iglesia Católica, el dictador Ortega volvió a señalar a los Obispos de Nicaragua de ser patrocinadores y cómplices "del terrorismo" a los que les achacó haberle dado un ultimátum para abandonar el poder.

REMEMBRANZAS QUE SUENAN A AMENAZAS

Ortega se refirió a las elecciones de 1990 aduciendo que perdieron esas votaciones porque la población fue a las urnas "con una pistola en la cabeza, con un cañón en la cabeza", amenazados por los norteamericanos de seguir con la guerra si el sandinismo se quedaba en el poder.

Se jactó de su estrategia de asonadas en los años 90, luego de perder el poder a manos de la Unión Nacional Opositora (UNO) y dijo que en esos años, durante los tres gobiernos democráticos (Violeta Barrios, Arnoldo Alemán y Enrique Bolaños) que llamó "neoliberales", tenían las fuerzas suficientes para derrocarlos pero que no quisieron hacerlo.

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Volvió a acusar a los obispos católicos de participar en lo que llama golpe de estado y aseguró que tienen los documentos de cuando los jerarcas católicos le dieron 24 horas para abandonar el poder.

"Ahí están los documentos, cuando en una reunión nos platearon los señores obispos, ¿quién los elige a ellos? ¿cuántos votos han tenido para ser obispos? ¿desde cuándo son esas las funciones de un obispo? Nos leyeron el ultimátum donde nos daban 24 horas para entregar el Gobierno. Escuchamos con mucha paciencia cuando los obispos nos leían su documento, un documento vergonzoso, firmado por ellos en nombre de los terroristas", aseguró Ortega.

Siguiendo el discurso oficial de su dictadura para referirse a las protestas sociales del 2018, el secretario general del FSLN dijo que los protestantes que estaban en los tranques eran "delincuentes" pero no eran los responsables sino los actuales presos políticos.

"Los verdaderos responsables de los actos de terrorismo no eran los que estaban en los tranques, esos también eran delincuentes pero los jefes, los que organizaron todo esto, eran los cuello blanco, los que no se ensucian las manos, los que no se ensucian las zapatillas, los que se sienten intocables, esos que están procesando, ahora son vírgenes puras. Son terroristas, son los que organizaron a los terroristas, son los que llevaron los documentos de los terroristas. Esos obispos son terroristas también", despotricó el dictador, condenando como terroristas a los más de 30 nuevos reos de conciencia que han sido llevados a las cárceles victimas de la última ola represiva previo a las elecciones presidenciales de noviembre próximo.

MURILLO TAMBIÉN SE LANZA CONTRA IGLESIA

Luego del discurso de Ortega, su esposa, Rosario Murillo, ante los medios de la propaganda gubernamental retomó sus ataques contra la Iglesia Católica y dijo que los obispos encabezaron una "aberración", "exorcismos" y "maleficios".

"Cada vez que nuestro comandante aborda esos días terribles uno tiene que decir que para muchísimos de nosotros lo más dolorosos fue ver a los que se consideraban autoridades eclesiales, bendiciendo la aberración, la destrucción; bendiciendo esos momentos trágicos. Uno nunca espera semejante aberración. Yo siempre he dicho que aquellos que convocaron a exorcismos deben ser exorcizados ellos mismos", dijo la vocera estatal.