Manuel Orozco: “Un millón de hogares dependen de las remesas en Nicaragua” 

Nicaragua podría recibir este año hasta 5.000 millones de dólares en concepto de remesas, según las proyecciones del economista Manuel Orozco, director del programa de Migración, Remesas y Desarrollo del centro de pensamiento Diálogo Interamericano. Es una cifra nada despreciable, pero que pone en evidencia la dependencia de los hogares nicaragüenses del dinero que reciben de fuera, la falta de empleo y la “política de sostenimiento” del régimen de Daniel Ortega.  

“Nicaragua es un país donde hay un gobierno que no tiene una política económica de desarrollo. La política económica del Gobierno es de sostenimiento”, explica el economista en entrevista con DESPACHO 505.  Esa política de sostenimiento del régimen se basa en la utilización de la inversión pública a través de préstamos internacionales y la “extorsión tributaria” a nivel interno.  

“El Gobierno se está sosteniendo para mantener una capacidad solamente de darle empleo a su círculo de poder, su clientela en el sector público, pero el resto no”, explica.  En esta entrevista el también politólogo analiza las relaciones de Nicaragua con Estados Unidos, que sigue siendo el principal socio comercial del país, la posibilidad de una expulsión del DR-CAFTA y el nuevo Tratado de Libre Comercio con China.  

El año pasado Nicaragua superó la barrera de los 3.000 millones de dólares en la recepción de remesas. ¿Cuáles son las proyecciones que hace para este año? 

La proyección es que estamos hablando de entre 4.900 y 5.000 millones de dólares. Es un crecimiento del 50 por ciento en relación con el año anterior.  Estamos hablando de un millón de transferencias de dinero con un promedio de envío de alrededor de 350 dólares por transferencia. Es un millón de hogares dependen de las remesas en un país de un millón y medio de hogares.

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¿Qué representa para Nicaragua estos ingresos en remesas? 

Para la economía del país representa el 33 por ciento del ingreso nacional. Para los hogares que reciben las remesas representa más de 50 por ciento del ingreso del hogar. Es una contribución bastante fuerte en momentos en donde el Gobierno, la economía, la política económica no genera fuentes de empleo, no hay crecimiento y productividad en la economía más allá del consumo que genera la gente que recibe remesas.  

¿Se puede hablar de “desarrollo” en un país donde dos tercios de la población dependen de las remesas? 

Nicaragua es un país donde hay un Gobierno que no tiene una política económica de desarrollo. La política económica del Gobierno es de sostenimiento utilizando la inversión pública con base en préstamos del exterior, así como la extorsión tributaria. El 50% del ingreso de la renta del país viene de contribución tributaria de los negocios y esto se está produciendo fundamentalmente a través de la extorsión de los microempresarios y un 25% viene del consumo del IVA de los receptores de remesas.  Esa es la forma en cómo el Gobierno se está sosteniendo para mantener una capacidad solamente de darle empleo a su círculo de poder, su clientela en el sector público, pero el resto no.  

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Lo que son las exportaciones ocurren en un contexto de libre comercio, mayoritariamente a Estados Unidos, no hay tarifas. Las tarifas representan el 2% de la renta tributaria de Nicaragua. Esa contribución se da en el empleo y el sector exportador no genera más de 300 mil empleos en el país. La zona franca tiene 120 mil empleados y la zona agroexportadora tiene 350 mil a 400 mil personas. 

El régimen anunció recientemente que con el Tratado de Libre Comercio con China quieren que ese país se convierta en uno de los principales importadores de Nicaragua. ¿Cómo valora ese tratado y qué perspectivas de crecimiento puede representar para la economía? 

China no puede ser el principal importador de Nicaragua porque hasta el año pasado menos del 2% de las exportaciones nicaragüenses iban a China. A China no le interesa comprar el oro o los textiles porque China exporta textiles, es un competidor para Nicaragua. Lo que dice Nicaragua de la relación con China es pura espuma. Sí van a aumentar las exportaciones chinas a Nicaragua, pero no de una forma sustancial porque al final la capacidad de compra de Nicaragua depende de la generación de ingresos y hay un déficit de la balanza comercial. Nicaragua está importando más de lo que está exportando y ese déficit ha venido creciendo en el momento en que Ortega ha aumentado más su represión. 

Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de Nicaragua, pero Ortega insiste en atacar a Estados Unidos lanzando acusaciones de intentona golpista. ¿Cómo ve la relación entre los dos países? 

Es una situación compleja. Por un lado, Ortega sabe muy bien que ellos pueden asumir el riesgo de provocar a Estados Unidos y no obtener la respuesta proporcional, porque la respuesta proporcional significaría ejercer la suficiente presión para que el hombre renuncie al poder o facilite una salida electoral inmediata y eso no va a ocurrir. En la agenda de la política exterior de Estados Unidos no está el entrar en conflicto con otro país.  Al mismo tiempo, Ortega sabe que solo puede hacer ciertas expresiones ante Estados Unidos, pero no puede ir más allá de eso. La estrategia de Nicaragua es no provocar a Estados Unidos porque ellos necesitan esa relación económica que tienen.  

La oposición ha demandado al Estados Unidos la aplicación de sanciones más fuertes a la dictadura aplicando con celeridad la Nica Act y la Ley Renacer, pero de momento solo hemos visto algunas restricciones de ingreso al país. 

Estados Unidos tiene una política exterior limitada en relación con Nicaragua y ha tenido mucha ambivalencia sobre la aplicación de sanciones porque la administración misma no entiende cómo aplicarlas en función de tener una respuesta del Estado. Han tenido limitación, pero no significa que no va a seguir con sanciones. Posiblemente se verá, pronto, algún tipo de medidas en relación a la confiscación de las universidades.  Fundamentalmente la Administración (Biden) está tratando de experimentar cómo responde Venezuela frente a esta flexibilización de sanciones de Estados Unidos hacia ese país en relación con el proceso electoral y si Ortega trata de aprender algo al respecto. 

Si la lección aprendida no funciona, entonces van a aumentar las sanciones. Las sanciones tienen dos aristas: uno es un componente punitivo y otro coercitivo para esperar una reacción del Estado penalizado. 

El punitivo es el que más ha usado Estados Unidos hacia los transgresores de derechos humanos en Nicaragua, los corruptos. Eso va a continuar. La ambivalencia que tiene Estados Unidos es en relación al elemento coercitivo. Hasta que ellos no definan una política exterior que vaya acompañada con la coerción económica no van a intervenir. El tema es que para ejercer una política exterior con coerción necesitas tener una estrategia de transición política en Nicaragua y esa estrategia todavía falta tenerla.  

En octubre de 2021, la Administración Biden anunció una revisión del DR-Cafta para Nicaragua y todavía no hemos visto avances. ¿Esa podría ser una medida coercitiva al régimen que se podría aplicar? 

Creo que el tema de CAFTA está en este momento circunscrito a violaciones a partes del Tratado. La Administración Biden está revisando algunas cosas como las referidas al contexto laboral (capítulo 16) y el contexto ambiental (capítulo 17). A partir de ahí, ellos van a hacer investigaciones más puntuales sobre violaciones laborales y ambientales. Ahí puede producirse otro tipo de penalizaciones que no son sanciones, pero que sí son de tipo comercial al Estado de Nicaragua por las violaciones al Tratado.