Báez reclama la liberación de monseñor Álvarez: “Lo que han hecho es un acto injusto y violento que clama al cielo” 

Monseñor Silvio Báez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, ha demandado a la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo la liberación del obispo de la Diócesis de Matagalpa, monseñor Rolando Álvarez.

"Celebro esta eucaristía en recuerdo de mi hermano monseñor Rolando José Álvarez, apresado por la dictadura Ortega - Murillo en Nicaragua, pidiéndole al Señor por su liberación, sabiendo que lo que han hecho con él es un acto injusto y violento que clama al cielo", expresó Báez durante su homilía de este domingo.

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Monseñor Álvarez lleva 94 días secuestrado por la Policía Orteguista sin que hasta ahora se haya formulado una acusación en su contra.

FALSA RELIGIOSIDAD DE LOS ORTEGA MURILLO

En su homilía, Báez abordó el tema de la muerte y recalcó que, respecto a ese tema, Jesús dejó claras dos cosas: "Primero, que todos moriremos un día, y segundo, que la vida futura no es prolongación de la existencia presente".

En este punto, Báez señaló que "es ridículo divinizarse y vivir como si no fuéramos a morir", si al final lo único que permanecerá será el amor.

Sin mencionar los nombres de los dictadores Daniel Ortega y Rosario Murillo, Báez les criticó su falsa religiosidad:

"No tiene sentido vivir sin compasión, ser indiferentes frente al dolor ajeno, provocar sufrimiento, no cuidar la creación y sostener estructuras sociales inhumanas e injustas. Es absurda la supuesta religiosidad de quien invoca a Dios, como creador y dador de vida y, al mismo tiempo, irrespeta la dignidad de las personas y se impone con un poder fundado en la mentira, la opresión y la violencia", expresó Báez.

LAS VÍCTIMAS DE LA DICTADURA

Báez, aprovechando que el tema de la homilía era la muerte, también se acordó de todas las personas que fueron asesinadas por el régimen Ortega - Murillo.

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“Dios se revela como un Dios de vida especialmente en el drama de la muerte de las víctimas. Más allá de la justicia humana, la fe nos da la certeza de que Dios les hará justicia, comunicándoles su misma vida, pues Él no es cómplice de los injustos, ni alguien que se pliega a las pretensiones de los poderosos”, manifestó Báez.