El clamor contrarreloj de la familia de dos hermanos secuestrados en México: ¿De dónde sacamos 30,000 dólares?
Un defensor de derechos humanos dice que hay un "subregistro terrible" de extorsiones y abusos contra migrantes que no se denuncian por miedo.


- diciembre 05, 2022
- 07:58 AM
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Don Daniel Martínez está desesperado, teme recibir malas noticias a cualquier hora de hoy que se le vence el plazo de 72 horas que le ha dado una organización criminal de México para liberar o matar a sus dos hijos a quienes secuestraron durante hacían la ruta irregular hacia Estados Unidos.
Este finde circuló por las redes sociales un video en el que ve a Heysell Lineth, su hija, suplicar porque pague por su rescate, mientras uno de los criminales le apunta con una pistola al sentido. Ese clip, dice, le desgarra el alma. “Por favor papá, ayúdenos, consiga el dinero si no dicen que nos van a matar. Ayúdenos”, suplica la mujer en llantos.
Don Daniel, dice que no tiene de donde sacar lo que le piden: 15.000 dólares para dejarla libre a ella y 15.000 dólares para liberar a Julmer Martínez, su hermano, quien también suplica en otro video con otra arma apuntándole. “¿De donde saco 30.000 dólares yo?”, se peguntó Martínez, que ha llamado a la comunidad de Jalapa y del país entero, a que lo apoyen para salvar a sus hijos.
Otros de los familiares de las secuestrados aseguraron de última hora que negocian el plazo y el monto, porque no tienen el dinero y que reunirlo “no es tarea fácil”. Los hermanos son originarios de la comunidad Santa Rosa, de Jalapa, departamento de Nueva Segovia.
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POCOS DÍAS DE HABERSE IDO
Heysell Lineth y Jumel Martínez Hernández, tomaron la decisión de emprender el viaje a Estados Unidos debido a la falta de oportunidades en el municipio donde vivían. Salieron el 13 de noviembre pasado y 20 días más tarde perdieron comunicación con sus familiares, hasta este viernes y fin de semana, que les hicieron llegar el video. Les dijeron que fueron raptados en Ciudad Juárez.

En las imágenes aparece Heysell sentada sobre un sofá. Llora desconsoladamente, se restriega con frecuencias las manos como consecuencia de sus nervios alterados y suplica el pago del rescate para que su hermano y ella puedan sobrevivir.
“Nos van a cortar un dedo, nos van a matar si no consigue el dinero”, dice durante la grabación. “Que triste, por todo lo que estamos pasando. Que Dios resguarde a esos muchachos”, dice una vecina de la familia Martínez Hernández.
Además de los hermanos Martínez Hernández, se conoció del secuestro también de la nicaragüense Mayte Padilla y su novio Reymond Lanzas, ambos fueron secuestrados el 30 de noviembre y los raptores piden 10 mil dólares para soltarlos.
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CUEVAS: “HAY UN TERRIBLE SUBREGISTRO”
El defensor de derechos humanos Pablo Cuevas, director global del organismo Defensoría Nicaragüense de Derechos Humanos, dice sobre estos casos que hay “un subregistro terrible”. “Lo que vemos y lo que conocemos en esa ruta, es muy poco. Son decenas de gente que es extorsionada, mujeres que son abusadas, hombres que son golpeados y no denuncian porque además de campear la impunidad, hay miedo”, aseguró.
Recordó que especialistas en migración, han dicho que ese corredor de migrantes es unos de los más peligrosos de Latinoamérica. “Es una constante. Lastimosamente el nicaragüense se expone a cantidades de situaciones delictivas, mientras el dictador del que huyen, los llama traidores, insulta a gente que arriesga su integridad física para sacar a a su familia adelante. Muchas veces esta lucha termina en hechos tan dramáticos como estos secuestros”, critica.
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La semana pasada, se conoció que más de 250 ciudadanos nicaragüenses han sido reportados como desaparecidos por sus familiares ante el organismo Texas Nicaraguan Community, en los últimos 15 días, después de que fueran retenidos por autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) de México.
Esa cifra es alarmante, tomando en cuenta que, en promedio, ese organismo en el mes, solo recibe unas 30 denuncias de ese tipo. Esos desparecidos son los que después aparecen en manos del crimen organizado y por el que piden dinero a cambio de perdonarles la vida, asegura Cuevas.